Rumbo al mar de la felicidad eterna

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Rumbo al mar de la felicidad eterna

En el libro 1984 de George Orwell –de tan escasa lectura y que en una clase de Teoría de la Comunicación, el licenciado en Filosofía, periodista y militante disciplinado de Partido Comunista Héctor Mujica, elegante y buen tenedor, además de grato conversador, describió como una parodia del capitalismo más avanzado, y por ende su peor etapa– se describe un departamento que se encarga de expurgar libros, documentos, periódicos, revistas y cuanto texto se refiera a acontecimientos pasados que no coincidan con la historia oficial, y de reescribirlos.

 

 

A Orwell no le resultó fácil que le publicaran. Entonces el largo brazo del Comintern, la Internacional Comunista que financiaba Moscú, tenía amplio dominio no solo en la industria editorial sino en el mundo intelectual. La fama, el reconocimiento y las prebendas adicionales se hacían más fácil si se tenía el carnet del partido o se levantaba la voz para denunciar las injusticias del capitalismo, hasta ahí; nada de referirse a las hambrunas generadas en Ucrania por la colectivización ni al trabajo esclavo de los prisioneros políticos en la construcción del canal del Báltico.

 

 

En la Unión Soviética, primero, y en Cuba, después, las fotografías fueron los primeros documentos “adecuados” a la historia oficial. Poco a poco fueron desapareciendo de fotos oficiales los personajes que habían abandonado, “traicionado” el proceso. Trotsky no apareció más al lado de Lenin ni en ninguna otra parte, y así otros personajes. De esa reescritura hay muchos casos en Cuba, pero el que tuvo más difusión fue el de Carlos Franqui. En la portada del libro Retrato de familia con Fidel aparecen dos fotos: en una aparece Franqui entre Camilo Cienfuegos y Fidel Castro; en la otra un pedazo de pared.

 

 

En el socialismo del siglo XXI la reescritura persiste, ya no solo en la fase judicial, en la que solo se admiten los testimonios de los testigos de la fiscalía y se le niega a la defensa ese derecho, para que el expediente coincida con la sentencia preconcebida, sino que por las mismas “contradicciones en el seno del pueblo” hasta el máximo líder está siendo revisado. No todo lo que dijo en sus trece años del programa dominical Aló, Presidente coincide con la actual etapa y es “revisado”. Por ahora, fueron eliminadas las transcripciones de la página web del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información. De las varias centenas del talk show, solo se pueden revisar 32, debidamente “afeitadas” y sin afirmaciones que perturben, por ahora, claro. Vendo pendrive borrado listo para nueva historia.

 

Ramón Hernández

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