Chávez era un líder carismático y popular, con niveles de soporte del 65%
Está claro que el presidente Chávez era un militar y el presidente Maduro es un civil. La paradoja es que el gobierno de Maduro luce infinitamente más dependiente del sector militar de lo que fue el gobierno de Chávez. ¿La razón? Mi hipótesis es que en la era Chávez los militares realmente dependían de él. Chávez era un líder carismático y popular, con niveles de soporte del 65%, cuya gobernabilidad se basaba en su conexión popular.
Su legitimidad venía de ese soporte traducido en votos, más allá de los sesgos institucionales con los que se apuntalaba. Viniendo del sector militar, los conocía, incluyendo sus fortalezas y debilidades. Chávez se sentía cómodo incorporando a los militares en el nuevo proceso político y específicamente en su gobierno, pero no le temblaba el pulso para sustituirlos cuando lo consideraba conveniente, ni se amilanaba para tomar decisiones difíciles pensando en la reacción potencial de este sector.
En el caso de Maduro, la situación parece distinta. Si bien tenemos un presidente civil, su nivel de conexión popular es más débil que la de su predecesor ( 25 puntos porcentuales menos) y la tendencia ha sido negativa en el medio de la crisis económica. A esto hay que añadir la situación de convulsión social que vive el país. Si bien no puede considerarse que esto arriesga su estabilidad, sí representa un riesgo de esos que ningún gobierno quiere correr.
En este escenario, la gobernabilidad de Maduro depende infinitamente más que la de Chávez del soporte institucional que le brinde el sector militar. De la disposición que tenga este sector de defenderlo, incluso en el medio de retos complicados, que los lleve a la necesidad de reprimir o atacar, un acto impopular para los militares, entrenados para repeler enemigos externos, pero formados bajo el recuerdo de esa sentencia de Bolívar que reza: «maldito el soldado que voltea sus armas contra su pueblo». El resultado de esta realidad es una reversión de la relación líder militares; Chávez era a los militares lo que los militares son a Maduro: indispensables.
Y el impacto de esta realidad es evidente. Los militares, que se introducen formalmente en la política y la economía en el gobierno de Chávez, aumentan significativamente su potencia en este gobierno, formalizando un nuevo esquema de poder que parece haber venido para quedarse. Ahora son gobernadores, ministros, presidentes de organismos que controlan importaciones y distribución de alimentos, cabezas del control al sector empresarial, además de sus funciones tradicionales en fronteras, aeropuertos, puertos y minas y su vida profesional ya no acaba a los cincuenta años.
Confieso que soy alérgico a los análisis «sofisticados» de los expertos que dicen saber todo lo que pasa dentro del sector militar. Conozco poco a ese sector por dentro, pero sí lo «suficiente» para saber que es una caja negra y que los expertos que se muestran dateados son en realidad personas con conocimiento y capacidad para lanzar hipótesis, buenas o malas, que se confunden con información concreta. Por cierto que si dentro del sector militar hubiera sectores suficientemente descontentos como para planear rebeliones y los analistas conocieran sus planes y los comentan por televisión, habría que calificar a esos rebeldes no de golpistas sino de bolsas.
Uniéndome al clan de los hacedores de hipótesis, pero en mi caso explícitamente, pongo la mía sobre la mesa a titulo de pregunta: ¿se imaginan ustedes que un sector militar que ha crecido en poder y control en el gobierno de Maduro, esté dispuesto a apoyar a la oposición más radical a cambiar el gobierno por la fuerza para concretar «La salida», que incluye también la de ellos. ¡Uhummm!
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