Redundancia: Control de precios y escasez
junio 23, 2013 10:23 am

La semana pasada comentamos las razones que explican el desabastecimiento, resumidas en el: «El Triángulo de las Bermudas»: 1) un mal manejo cambiario, 2) un primitivo control de precios y 3) unas expropiaciones ineficientes.

 

Ya desarrollado el tema cambiario, me disponía a trabajar sobre los precios, pero luego de varios intentos, regresaba siempre a un escrito de Ángel Alayón que ya había compartido con ustedes hace un tiempo: Carniceros, pena de muerte y escasez. Lo transcribo de nuevo porque sigue siendo la mejor explicación sobre el tema.

 

«En los tiempos en que Sócrates deambulaba por Atenas, la alimentación de los griegos dependía de las importaciones de trigo. Cambios bruscos en las condiciones climáticas disparaban los precios y en las calles se escuchaban las quejas sobre lo costosa que se ponía la vida. Ante el fenómeno inflacionario de los alimentos y las demandas del pueblo, las autoridades decidieron tomar cartas en el asunto: el gobierno estableció el primer control de precios conocido en Occidente. Ningún comerciante podía vender el trigo a un precio superior al fijado por las autoridades. Aquella noche, los gobernantes durmieron tranquilos convencidos de que habían solucionado el problema.

 

No fue difícil notar que los comerciantes continuaron vendiendo el trigo a un precio superior al establecido por las autoridades. El escándalo fue mayúsculo, así que el gobierno no toleró la «burla» de los comerciantes y decidió profundizar la política: se conformó un ejército de inspectores de cereales (llamados Sitophylakes), quienes tenían como objetivo vigilar el estricto cumplimiento del control. De acuerdo con Aristóteles, la función de los inspectores era «observar que el precio al que se venden los cereales es justo, que los molinos vendan las harinas a un precio proporcional al costo de los cereales, que los panaderos vendan el pan en proporción al precio del trigo, que el pan tenga el peso fijado por la regulación».

 

Una vez creada la institución precursora de los organismos de protección al consumidor, se esperaba que el control funcionara. Pero la realidad se contrapuso a las ilusiones de los reguladores. Atenas se debatía ante un dilema: enfrentar una escasez de cereales o permitir precios mayores que los regulados. En esa encrucijada, la ciudad-Estado decidió endurecer su política en contra de los especuladores e instauró la pena de muerte para los comerciantes que violaran el control de precios: vender a un precio mayor al regulado se pagaba con sangre en las calles de Atenas.

 

A pesar de las muertes «ejemplarizantes», el dilema continuó intacto: o había escasez o los productos se vendían a un precio mayor. Pronto las autoridades pensaron que el incumplimiento del control era causado por la ineficiencia y la corrupción de los inspectores y procedieron a establecer la pena de muerte para los empleados públicos encargados de la supervisión. En caso de que se encontraran violaciones al control de precios en la jurisdicción que les correspondía supervisar, ya no sólo sería ejecutado el comerciante sino también el inspector encargado de vigilar el cumplimiento.

 

Varios historiadores narran cómo el control de precios ateniense fracasó, aun cuando el solo intento costó la vida de muchas personas. Los griegos tuvieron que reconocer que una cosa es el precio del producto que aparece impreso en una resolución y otra su valor, determinado por la oferta y la demanda.»

 

¿Les queda alguna duda de por qué no hay suficientes productos en Venezuela luego de analizar la restricción cambiaria y los controles de precios? La próxima semana: las expropiaciones.

 

@Luisvicenteleon

Por Luis Vicente Leòn