Rafael Sherlock Ramírez Holmes
septiembre 2, 2013 7:39 am

No se podría decir de ninguna manera que Rafael Sherlock es un buen gerente petrolero, por el contrario, es de lo peorcito del mundo y a él no le importa. Pdvsa tiene el más bajo índice de recursos monetarios, de capital de trabajo, de activos circulantes. Algunas de las otras 25 empresas petroleras más grandes del mundo acumulan hasta 60 veces el efectivo y las inversiones a corto plazo que tiene la venezolana. Nuestra empresa insigne tiene además las cuentas por cobrar más atrasadas del planeta y sus obligaciones a corto y mediano plazo no tienen parangón alguno. Con más de 130.000 empleados, la relación entre producción petrolera y trabajadores refleja un síntoma inequívoco de la un estado de salud precomatoso. Esta endeudada hasta los tuétanos. El cociente del activo circulante con el pasivo circulante es enfermizo. Sus ganancias antes y después del impuesto sobre la renta son igualmente pobres y majunches.

Pero Sherlock, si bien no sirve como gerente, ha resultado un soberbio investigador privado, un tremendo detective. Sherlock desarrolló las habilidades más avanzadas de la policía inglesa. La Scotland Yard le rinde honores. Lo mismo hace la Surete francesa. Rafael anda con su lupa, su pipa y su sombrerito a cuadros y todo lo demás rojo rojito descubriendo a los agentes saboteadores del imperio. Toda la tecnología del FBI se queda corta ante la asombrosa capacidad deductiva y su aguda y penetrante observación. Durante el tiempo transcurrido desde el desastre de Amuay, donde fallecieron muchos venezolanos, Sherlock estuvo indagando, escrutando, interrogando, deduciendo y por fin anunció al mundo que el pavoroso incendio había sido pues un complot de Álvaro Uribe, Barak Obama y Henrique Capriles. Rafael tiene las huellas digitales de los implicados, encontradas en las tuberías oxidadas, sin mantenimiento, por donde circulaba el gas que explotó.

Tiene asimismo el ADN de Uribe a quien en pocos días le dictarán orden de captura internacional por Interpol. Con Obama hay evidentemente un problema debido a que el Secret Service no permite que le tomen una muestra de saliva para el asunto del ADN; pero nuestro gran Hércules Poirot lo sigue intentando. Le ha solicitado al ministro Jaua que la próxima vez que se encuentre a Obama en un foro mundial trate de meterle un dedo en la boca y así conseguir una muestra valedera.

 

Se las sabe todas, como sabe que si se demuestra que es negligencia, los seguros no pagaran los 2 millardos de dólares de daños, pero si es sabotaje sí indemnizan. Al comprobar el hecho criminal nuestro ministro mata dos pájaros de un tiro. Qué inteligente. Rafael pesquisa en la actualidad quién fue que mató a Consuelo y dónde carajo está la otra mitad del Oriente Medio, y de esa manera prepararse mejor para la guerra de su aliado Siria. El asesinato de Aldo Moro se lo atribuyó con precisión al Trío Matamoros. En donde Sherlock sí se rindió fue en descubrir quién fue que asesinó al mar Muerto.

En sus momentos de descanso Ramírez ayudó también a la captura de los implicados en los sempiternos intentos de magnicidio primero contra Chávez y ahora contra Maduro. Para nuestro flamante gerente nada importa que Pdvsa haya bajado la producción y que la productividad ande por la lona. Rafael ha descubierto que las almas diabólicas de algunos opositores muertos andan lanzando rayos y centellas contra las instalaciones petroleras. Afirma por otro lado que ya entró en comunicación con ustedes saben quién para que desde el más allá defienda el proceso. Por cierto, ya están presos la iguana, la guacharaca y el pájaro guarandol como los primeros implicados en los sabotajes. Los mismos personajes de los apagones. Seguiremos informando. La vaina va en serio. No se rían que es peor.

 

Por Eduardo Semtei