¿Quién mató el punto y coma?

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¿Quién mató el punto y coma?

 

 

No pocos estudiantes y graduados de la UCV que participaron en los talleres de redacción que dictábamos con la Fundación Miguel Otero Silva mostraban su extrañeza en que insistiéramos en enseñar el uso del punto y coma (;). “La Real Academia lo eliminó”, argumentaban. No satisfechos con la falsa noticia, agregaban que los rectores de la lengua que operan desde Madrid también habían cambiado el “etc.” por “entre otros”.

 

 

 

La reiteración con que aparecía el asunto me hizo sospechar. Busqué y en la página 345 de la Ortografía de la lengua española encontré que la explicación sobre los usos del calumniado signo de puntuación sigue incólume, sin variación alguna. Además, en el diccionario “etc.” y “etcétera” gozan de buena salud. Y no solo eso, sino que los imberbes a cargo de la página de la Fundéu BBVA –vaya nombre– recomiendan a sus pares que enloquecen las redes sociales que después de “etc.” no se colocan puntos suspensivos (…) y que siempre debe ir precedido de una coma (,).

 

 

 

Con la lengua –como con las demás cosas de la vida– los rumores, los fake news y las medias verdades ocasionan catástrofes inconmensurables. También la moda, pero es otro cuento. Por fortuna, todavía no ha aparecido un filólogo-filósofo que convierta los modos y usos de la lengua en materialismo histórico y dictadura del proletariado. Ha habido las intenciones, asonadas y madrugonazos endógenos y exógenos. Si no, ¿qué hace ahí “al interior de” y “a lo interno de” del PSUV? El propio Stalin incursionó en la lingüística y aún dicen que sus reformas salvaron el alfabeto cirílico.

 

 

 

Aunque Juan Goytisolo trató de convertirlo en signo único para putearlo, como todo lo único, el punto y coma es un invento exquisito, de alcurnia, del alto pensamiento. Ninguna otra herramienta del lenguaje ha sido sometida a tantas discusiones y majaderías, pero no muestra ni un rasguño. Algunos dicen que quien usa el punto y coma lo hace para que se sepa que pasó por la universidad, no porque sea necesario. Hay trazos de verdad. Muchas veces puede ser sustituido por el punto, la coma o la raya sin alterar el significado ni causar estropicios en el entendimiento; sin embargo, es imprescindible y no se puede eliminar.

 

 

 

Con el punto y coma pasó lo mismo que con el mercado que Marx eliminó. Si bien no es fundamental para la subsistencia de las sociedades, debe ser sustituido por “otra cosa”. Un pedazo de cuero, de caucho o de tela puede hacer las veces de la bisagra, pero si faltasen esos elementos la otra opción es la puerta corrediza, que tiene sus desventajas: necesita espacio adicional en la línea horizontal.

 

 

 

Marx no le buscó la alternativa al mercado y en los cien años que cumplió la revolución soviética, sin mayúsculas, tampoco se encontró un sustituto que tuviera el mismo dinamismo para producir riqueza y bienestar. Los pasos fueron hacia atrás: la libreta de racionamiento o, todavía peor, el trueque y la eliminación del dinero, que condena a la población a volver a las cavernas, a la caza y a la pesca en un entorno natural precario y pleno de cemento. A la desnudez y al hambre.

 

 

 

En la misma línea de pensamiento de quienes sustituyen “etc.” por “entre otros” sin captar la diferencia, se ha intentado imponer la caja CLAP como sustituto del mercado, y el único gran acierto ha sido para sus operadores: ahora hay más ricos entre la camarilla gobernante mientras que más niños mueren de diarrea, desnutrición o difteria, y más adultos famélicos, hacen colas por horas y regresan a casa con las manos vacías y un hueco más grande en el estómago.

 

 

 

La leyenda urbana de la muerte del punto y coma se mantendrá viva un tiempo más o quizás se hará realidad con graves consecuencia en la lengua. Contra todo cálculo y pese a la respuesta radical que dio contra el “todos y todas” de la antigua provincia de ultramar, la RAE no se ha mostrado particularmente reacia a incorporar “concejal” y “concejala” a la Constitución del Reino de España. En todas partes se cuecen habas y cobardías. Vendo billetes de Monopolio y fotocopiadora, mantenga vivo el mercado.

 

 

 

Ramón Hernández

@ramonhernandezg

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