Los voceros oficiales siempre tienen una respuesta para los graves problemas que ocurren en el país: “la derecha”. Especialmente en los años de Maduro es la única utilizada para el desastre, para explicar por qué Venezuela está en los últimos lugares en el planeta en todos los índices vitales para una nación: inseguridad, escasez, inflación gobernabilidad, transparencia, economía o derechos humanos.
El último hallazgo de quienes tienen todo el control del país es que los saqueos ocurridos en Cumaná y otras regiones del país fueron un plan orquestado por “la derecha” vale decir por Henry Ramos, Capriles, María Corina, Leopoldo y los diputados de la MUD.
Por ello ya tienen tras las rejas a 400 personas, que según explican, dirigieron los saqueos a unos 100 locales comerciales en los que “arrasaron con todo”.
Freddy Bernal ya identificó a un cabecilla que apodan “El Barón” y uno se imagina que ya le deben haber investigando su larga vida delincuencial a ver si el sujeto alguna vez se tomó un café con Capriles, apareció en una foto con Ramos Allup o está en la lista para revocar a Maduro.
Según esa versión, esos líderes opositores trabajan sin descanso y con mucha eficacia. Llevan adelante una campaña internacional contra Venezuela; promueven un golpe de Estado; manejan el contrabando de alimentos; tienen acaparada toda la comida en Venezuela; orquestaron una guerra económica internacional contra la revolución; tomaron la Asamblea Nacional mediante unas elecciones fraudulentas y de paso pretenden revocar a Maduro con un revocatorio. Pero ahora han ido más allá: organizan colas en todos los centros de distribución de alimentos y promueven saqueos en todo el territorio.
Antes de mirar un poco sobre lo que está ocurriendo en realidad con estos saqueos es bueno recordar que el chavismo cada 27 de febrero celebra como suya aquella fecha en que se produjo el sonado Caracazo. Y tienen razón que ello sea así. En aquella jornada algunas figuras que hoy gobiernan participaron con otros grupos de la izquierda radical venezolana en la promoción de saqueos que se extendieron en todo el país a partir de una crisis que ya se venía viviendo en otras regiones del continente. Alentados desde Cuba, un aumento del pasaje extraurbano y un escenario de medidas económicas que debían tomarse, fueron el caldo de cultivo que originó el Caracazo.
Estos inspiradores del Caracazo con la lección aprendida están ahora conscientes del peligro que el actual escenario puede ser explosivo y los brotes que se multiplican en todo el país pueden revertirse en su contra en cualquier momento.
De allí pues que varias acciones se desprenden de allí. Lanzan a una GNB represiva para que no admita que estas protestas se salgan del ámbito local en donde se producen. El resultado de ello es que van 9 muertos y unos 600 detenidos. Un control exhaustivo sobre dirigentes opositores, con detenciones, amenazas y procesos judiciales en su contra y vigilancia de sus actividades políticas, a fin de que las protestas no se canalicen políticamente. Por esa razón aunque estas protestas son espontáneas, los líderes oficialistas se las atribuyen a “la derecha”.
Conscientes de que la escasez y la inflación no se van a resolver, la utilización del GNB y la FANB como soporte represivo buscan mantener a raya las protestas mientras se encuentran opciones “aceptables” para alargar en el tiempo al gobierno de Maduro. El PSUV ya no tiene líderes que puedan gozar de credibilidad ante la población. Ni ellos mismos se creen ya el cuento de la guerra económica y la cúpula corrupta tiene poco margen para negociar con un gobierno de transición o irse al exterior donde les permitan gozar de sus capitales y propiedades mal habidas.
De manera que esto podría entenderse como un juego trancado que solo ha podido mantenerse por el poder de las armas. ¿Cuánto durará en tales condiciones? Es una respuesta que solo brujos y astrólogos pueden responder.
Francisco Olivares
@folivares10
