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Precios de la gasolina: incentivo perverso a la corrupción

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Precios de la gasolina: incentivo perverso a la corrupción

Fijar dos precios para la gasolina es un incentivo perverso a la corrupción, la especulación y el contrabando. En moneda nacional, el precio subsidiado es de 5.000 bolívares el litro y equivale a solo 2 ½ centavos de dólar, mientras que el precio dolarizado se fijó en 50 centavos de dólar el litro, 20 veces más.

 

 

Está comprobado que los sistemas diferenciales de precios degeneran en un incentivo perverso a la corrupción, tal como pasó con Cadivi, Sicad, Simadi y Dipro, que fijaban una tasa de cambio subsidiada a la que solo tenían acceso unos privilegiados que luego revendían las divisas baratas a una tasa de cambio mucho más cara en el mercado paralelo, acumulando así jugosas ganancias.

 

 

La irracionalidad del nuevo precio subsidiado está a la vista: una botella de litro y medio de cocacola cuesta 250.000 bolívares, cantidad con la que se pueden comprar 50 litros de gasolina. En las fronteras con Colombia y Brasil un litro de gasolina cuesta al menos 70 centavos de dólar el litro, razón por la cual ni siquiera el precio de 50 centavos de dólar detendrá el contrabando.

 

 

Si no se corrige el enorme diferencial de precios, lo más probable es que la ilusión de la gasolina barata dure apenas unas semanas, nuevamente tenderá a desaparecer y solo se conseguirá en las estaciones de servicio dolarizadas, hacia donde se dirigirá el trasvase y jugosa reventa de la gasolina subsidiada.

 

 

También veremos florecer el negocio de pimpineros ambulantes que revenderán al detal –y en dólares– los combustibles subsidiados que reciben transportistas, vehículos oficiales y privados, cuyos tanques serán vaciados para ser revendidos. El reconocimiento más patético de este incentivo perverso a la especulación que genera el sistema dual de precios lo hizo el miembro de la ANC David Paravisini, quien señaló sin pudor alguno: “Sacaste tu carnet de la patria, pagaste 120 litros, 600.000 bolívares, que son 3 dólares y lo puedes vender en 60 dólares”.

 

 

En vez de subsidiar los combustibles, lo que hay que subsidiar es el transporte de carga y de pasajeros a través de transferencias monetarias directas que se financiarían no con emisiones de dinero inflacionario por parte del BCV, sino con los ingresos que se recauden al internacionalizar el precio de los combustibles.

 

 

Si el precio de la gasolina se iguala al nivel que tiene en la frontera, no solamente se erradicaría el contrabando de extracción, también se generarían al menos 1.300 millones de dólares anuales que bien pudieran ser destinados a:

 

 

Dolarizar los salarios de los médicos, maestros, profesores universitarios y empleados públicos.
Modernizar y ampliar el precario sistema de transporte público en los 335 municipios del país.
Repotenciar las refinerías para darle una solución de mediano y largo plazo a la escasez de combustibles.
Ver Video YouTube https://www.youtube.com/watch?v=IlLFgKM7e5g

 

 

@victoralvarezr

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