El sueño de Maduro es una abrupta subida en los precios del petróleo. La vieja fórmula de caudillos autoritarios es contar con una renta suficiente en manos del Estado para imponer su voluntad por encima de instituciones y el control de la sociedad.
Ese es el único recurso que le queda luego que su política económica y el legado de Hugo Chávez acabaron con la producción nacional.
Las constantes giras de Maduro por Rusia y otros países asiáticos implorando un control de la producción han sido inútiles y por el contrario en 2017 la producción petrolera mundial seguirá en acenso y el precio se mantendrá en un promedio entre los 40 dólares por barril.
A falta de recursos para mantener a la población a raya desde el Gobierno se ha promovido la mesa de diálogo mientras incrementa la represión sobre los conflictos sociales. “Candelita que se prende candelita que se apaga” decía Maduro ya por 2014. Y allí están más de 100 presos políticos y el control de los barrios y zonas populares a través de los colectivos, las bandas armadas y las bolsas de comida.
Al mismo tiempo el Gobierno adelantó las navidades, entregó los aguinaldos, aumentó el salario mínimo, lanzó una millonada para traer artistas internacionales al festival “Suena Caracas”, encendió la Cruz del Ávila y hasta baila salsa en sus diarias cadenas radiales y televisivas.
Con tales acciones Maduro se propuso llegar a 2017 con la esperanza de que una subida del precio del petróleo le permita recuperar las bases sociales que perdió en tres años de inflación, escasez e inseguridad.
Hacemos énfasis en el precio del petróleo porque esa es la única vía con la que Maduro podría contrarrestar parcialmente los efectos del socialismo del siglo XXI que Chávez y el PSUV le impusieron en Venezuela. Porque si hay algo que su régimen y en conjunto la dirección del PSUV no accederán, es reconsiderar su propósito de terminar de llevar a Venezuela hacia el modelo cubano.
La industrial venezolana ya ha ido desapareciendo como motor de la economía. Este año el retroceso industrial estará en 8% aproximadamente y el próximo ya los industriales han señalado que no se podrán hacer más inversiones.
De manera que la recuperación no vendrá por ninguna vía y pero entonces sí, el modelo chavista habrá triunfado por encima del 80% de los venezolanos que aspiran a un cambio.
El día de ayer se habrían sentado los dos protagonistas del diálogo: Gobierno y oposición. Los voceros del Gobierno en declaraciones públicas no han ofrecido ceder en lo fundamental de ese debate que allí tiene lugar, que es un cronograma electoral inmediato. Unas elecciones que deben comenzar por el cambio de los rectores del CNE a quienes se les ha vencido el período y darle cabida a un CNE que sea equilibrado entre los dos factores políticos: demócratas vs socialistas.
Maduro baila y trota en cadena nacional porque se siente que su proyecto está triunfando. El hambre, la escasez y la inseguridad hacen dependientes a los ciudadanos del Gobierno.
El peligro ahora es que sin recursos económicos al Gobierno solo le queda la propaganda y la represión apoyada en la FANB como instrumento de control.
De allí que la MUD y todos los factores de oposición que se agrupan en el campo democrático tendrán que dejar de lado sus aspiraciones personales, escuchar al otro, ponerse de acuerdo, fortalecer la organización unitaria para enfrentar y contrarrestar a un régimen que no es sólo un adversario sino un enemigo que se ha propuesto aplastar y hasta destruir a la disidencia. Para ello deben tomar en cuenta que ese proceso no comienza ni termina solo en una mesa de diálogo ni tampoco en una marcha a Miraflores.
Francisco Olivares
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