Peligrosa encrucijada y un decálogo para estudiar
septiembre 23, 2016 5:36 am

 

 

La torpeza madurista persiste en el único camino que conoce y, aún peor, el único que se le ocurre continuar especialmente en sus fallas, mantener los mismos errores que Chávez aplicó en sus tiempos cuando le llovían dólares de precios petroleros altísimos; ingresos que, en vez de invertir en el crecimiento del país, derrochó buscando con soberbia y no poca ingenuidad nacida de la ignorancia, un liderazgo internacional para el cual no tenía méritos propios. Montones de dólares que hoy le hacen falta hasta a los bolichicos -los que no quieren caer en narcotráfico y otros riesgos- capital despalillado irresponsablemente para comprar sonrisas y simpatías internacionales.

 

 

 

Las consiguió e incluso las disfrutó, pero dejó un desierto complejo a sus sucesores cuyo único mérito es haber sido propuestos por los hermanos Castro y ser su gente de confianza. Un grupo bastante extenso de incompetentes que no han sido capaces de organizar la economía, la seguridad, la calidad de vida, el abastecimiento ni resolver la escasez mucho menos una cumbre intrascendente pero que a Maduro le pareció importante para él, y ni siquiera supieron prever la indignación popular por el intragable contaste entre los gastos para los invitados y las duras situaciones económicas y sociales; fueron tan inútiles que no pudieron advertir lo que se le venía encima en Villa Rosa, por ello y temor militarizaron la isla de Margarita.

 

 

 

A la costosa cumbre vinieron pocos mandatarios y muchos segundones de los países no alineados que, tras la caída de la Unión Soviética, los cambios en Rusia y en los países que una vez fueron esclavos de la brutalidad comunista, dejaron de ser no alineados para convertirse simplemente en países descentrados y de ninguna o escasa importancia. El triunfo fue nulo, el fracaso de difusión mundial. Y la presidencia pro témpore de este precario grupo que ya no le importa a nadie, es intrascendente en comparación con la del Mercosur.

 

 

 

Venezuela está en serias dificultades. Hay un deterioro generalizado en todos los niveles y ámbitos de la sociedad venezolana. En estos días la misma oposición aglomerada en la MUD sigue sin lograr convencer y cada día parece peor, además dirigentes y partidos están convencidos de que los votos son propios, mientras la descarnada realidad es que el descontento es tal, que ya la gran mayoría de los venezolanos vota por cualquiera con tal de salir de este desastre. Muy triste y lamentable pero la cruda realidad.

 

 

 

Muy peligroso porque quien sea que venga después de esta pesadilla, no tendrá un sólido piso político ni el apoyo suficiente para mantenerse en el poder y, dadas las condiciones del desastre económico, político y social en las cuales nos han hundido tanto el Gobierno como el PSUV, aunado al desconcierto y egoísmos, el rescate del país no será cuestión sólo de unas elecciones o cualquier otro proceso de relevo presidencial, sino una titánica tarea de años; labor que va a requerir un entendimiento mucho más sólido que los que se mantienen sólo porque no tienen otro remedio. Acuerdos, para que estemos claros, que van a necesitar de la participación de todos los sectores, decentes y serios, al menos el no madurista sino el que trata de organizarse como izquierda democrática ¿no olvidemos que hay un importante sector del PSUV que quiere acercarse a la socialdemocracia?

 

 

 

Los escenarios son escasos y poco halagadores. O las cosas continúan como están hasta 2019 y no pasa nada, se llega a lo peor imaginable, o la situación cambia en una demostración desinteresada y poco probable de desprendimiento político; o sucede la explosión social que todos vaticinan pero que tarda en llegar y después a ver quién recoge los vidrios. La atroz decisión del cuarteto oficialista del CNE complica aún más el panorama y pone en escena evaluar seriamente lo que siempre se eludió, el artículo 350 de la Constitución como posible circunstancia a considerar.

 

 

 

Algunos estrategas opositores están convencidos, ante la imposibilidad de hacer casi nada con el poder legislativo: que la mejor solución es dejar que el gobierno se deteriore solo y, por supuesto, ayudarlo a acentuar la crisis en una táctica para presionarlo hasta que cruce la raya prohibida y actúen los militares.

 

 

 

De ser ésa la maniobra aprobada tendremos que prepararnos para aguantar las penurias de los próximos años 2017 y 2018 cuando en diciembre se convoquen elecciones presidenciales, si no se producen pre-diálogos que definan lo contrario. Eso para no preguntar cómo actuarían los mismos militares que han sido sostenedores obedientes del chavismo y madurismo. ¿Alguien recordará que el militar de confianza de Salvador Allende era el destacado general Augusto Pinochet?

 

 

 

Venezuela está soportando un período trágico que requiere de sensatez, claridad, inteligencia y astucia. Es necesario replegarse –no significa abandonar ni claudicar- reorganizarse para salir con más fuerza, conquistar la libertad y la democracia que tanto anhela más del 80% de los ciudadanos.

 

 

 

El decálogo de Abraham Lincoln, decimosexto presidente de los EEUU y primero del partido republicano, que ha marcado e influenciado la vida de los estadounidenses desde hace 150 años, es una de muchas alternativas a estudiar:

 

 

-No se puede crear prosperidad desalentando la Iniciativa Propia.

 

-No se puede fortalecer al débil, debilitando al fuerte.

 

-No se puede ayudar a los pequeños, aplastando a los grandes.

 

-No se puede ayudar al pobre, destruyendo al rico.

 

-No se puede elevar al asalariado, presionando a quien paga el salario.

 

-No se puede resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana.

 

-No se puede promover la fraternidad de la humanidad, admitiendo e incitando el odio de clases.

 

-No se puede garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado.

 

-No se puede formar el carácter y el valor del hombre quitándole su libertad e iniciativa.

 

-No se puede ayudar a los hombres realizando por ellos, permanentemente, lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos.

 

 

Sencillo, digerible y de muy fácil comprensión. Es lo mismo que hacer todo lo contrario que el decadente gobierno madurista ejecuta hoy sin contemplación para desgracia de los ciudadanos venezolanos.

 

 
@ArmandoMartini