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Pedir anulación de las sanciones es ser cómplice de los delitos castigados

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Pedir anulación de las sanciones es ser cómplice de los delitos castigados

 

 

Se ha desatado una campaña millonaria para atribuir a las sanciones de la ignominia que padece Venezuela y sufre el ciudadano. Prepagos excitados expresan estulticias como: sanciones están poniendo al país en riesgo de una catástrofe humanitaria; buscan asfixiar financieramente a los venezolanos; resulta inaceptable justificar sanciones que incrementan el sufrimiento de la población, destrucción de la infraestructura y aparato productivo; inadmisible explicar sanciones que incrementan sufrimiento de la población; tenemos semanas denunciando que niños podían fallecer debido al bloqueo; muerte de infantes en espera de trasplante es por culpa de las sanciones, y el imperio causa enorme daño al pueblo venezolano, genera sufrimiento y dolor a través de un asedio económico para cambiar un gobierno por la fuerza, es un acto criminal e inhumano.

 

 

Estas sandeces han sido pronunciadas, y lenguas viperinas afirman se han contratado servicios de cabildeo para ayudar en la desfachatez que significa levantar sanciones, que no son contra Venezuela sino a individuos corruptos, torturadores, violadores de los Derechos Humanos, ladrones del tesoro público. Para esos vagabundos despiadados sin paz con la miseria, sus cuentas bancarias personales tienen prioridad ante la seguridad, salud y libertad de millones de venezolanos.

 

 

El régimen castrista de Maduro ha tomado las sanciones -principalmente- la estadounidense, -hay otras, las europeas, si no se portan bien y no llegan a acuerdos conciliatorios, los castigo- en un empeño manipulador/obsesivo para hacer creer a los venezolanos, y al mundo, que su desastre político, económico y social, ha sido provocado por la imposición de sanciones. Esfuerzo desesperado, por ocultar la devastación ética y moral cuya causa original es, Hugo Chávez, cuyos motores actuales operan el usurpador, socios financieros y aliados bajo instrucciones de la chulería cubana que dejó Fidel.

 

 

Distorsión que todos conocemos y pocos hacían caso, hasta ahora cuando los detalles cambian. Para desconcierto del Gobierno de Estados Unidos entre llorones gemebundos, sollozan contra sanciones que perjudican esencialmente a los activistas de la tiranía, ahora también venezolanos con partida de nacimiento y cédula, presuntos perjudicados por el castro madurismo, se suman interesados a clamores provechosos. ¡Vergüenza debería darles!

Mientras Guaidó se lanza al mar margariteño, socios y opositores de conveniencia reciben instrucciones que cumplen a cabalidad, y tratan de convencer a los señores Trump, Pompeo, Bolton, Abrams y Mnuchin, eliminen sanciones que, si bien ahora empiezan a perjudicar a la demasiado cercana Cuba castrista, en su gran mayoría golpean con fuerza los bolsillos de la corporación castro venezolana, indebida y ampliamente rebosados.

 

 

No se ha escuchado al Presidente interno sumarse a tales falsas argumentaciones, a tan canallas alegatos, pero son voces que se supone responden a él y a los partidos políticos que lo rodean. El esfuerzo de voceros traicioneros a su pueblo, aunque no es de todos, ciertamente parecen ser demasiados. Olvidan que, si bien a las palabras se las lleva el viento, hoy, no sólo lo escrito queda, las frases dan vueltas al mundo por las redes sociales, escritas y dichas. Olvidan que la mayoría recuerda que hace apenas tres años había castro madurismo en plena acción devastadora -y no existían sanciones-, que fueron personalizadas con nombres y apellidos, las más recientes no son contra el país sino se enfilan a las fuentes de financiamiento que el régimen utiliza para cancelar gastos, comprar armas de represión y defensa militar que se pudren por falta de mantenimiento, para seguir fortaleciendo chequeras castro maduristas, de socios y asociados.

 

Desesperados bolichicos, enchufados, tenedores de bonos, testaferros, accionistas y afiliados, inician una ofensiva socorridos de lobistas, acusando falsamente a las sanciones de padecimientos ciudadanos, cuando la verdadera razón es el sistema comunista, castro socialista que hoy, desafortunadamente gobierna a Venezuela. Que integrantes de la MUD/FA, periodistas, diputados, empresarios, confabulen y se unan en la miserable, interesada y conveniente labor, para que Donald Trump desmonte las sanciones impuestas al castrismo madurismo, oxigenándolos en el poder. Que miembros de la dictadura, socios opositores, titiriteros financistas, analistas políticos y económicos, al unísono adviertan a gritos delirantes sobre las incidencias nocivas de las sanciones, ni de vaina es casualidad. No existen hechos aislados en política. Las casualidades son improbables, causalidades, sí.

 

 

No hay sanciones contra medicinas ni alimentos, pero quieren se anulen todas y ése no puede ser propósito santo, todo lo contrario. No todos persiguen el mismo interés o beneficio. Sin embargo, la agenda es común y única: desmontar sanciones para recibir cuotas de felicidad.

 

 

Demandar eliminación de sanciones, así, no sería para que los venezolanos vuelvan a comer, obtengan medicina y tratamiento, no tener que escapar a la buena de Dios a cualquier lugar del mundo. La verdadera razón es, para que el régimen no termine de desplomarse.

 

 

No son opositores convivientes/cómplices, sino socios/accionistas defendiendo intereses, privilegios, cuentas bancarias y otros haberes comunes.

 

 

Armando Martini Pietri

@ArmandoMartini

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