Pasión por la retórica
noviembre 22, 2014 7:28 am

La versión que se transmite a la opinión pública es que la clase obrera le imploró a Nicolás Maduro que aumente el precio de la gasolina. El evento, que más bien evoca las concentraciones de los «camisas pardas» de la SA alemana, que a una asamblea de la clase obrera, sirvió de promoción para continuar con las «medidas de ajuste» o más bien «paquetazo continuado» con lo cual el Gobierno busca desesperadamente nuevos recursos para sostener la inmensa burocracia creada en 15 años.

 

La habilidad retórica para voltear conceptos ha sido un signo del chavismo. A falta de obras y de resultados en la gestión, la propaganda y el control de los medios juegan un rol fundamental para mantener la adhesión al proyecto. Desde luego siempre es un proyecto futuro, una esperanza sembrada y un objetivo que nunca se llega.

 

Por eso cuando se anuncian nuevos impuestos lo que más suena es que «la cerveza no será afectada porque eso es lo que toma el pueblo». En consecuencia, el pueblo debe agradecer que es parte del Gobierno que lo protege, y solo castiga a los ricos que toman whisky.

 

El investigador de la comunicación, Marcelino Bisbal, nos recuerda que el presidente Maduro en 500 días de gobierno hizo 538 apariciones televisivas y radiales, más de una por día, con un promedio de 75 minutos. Asimismo la expansión de medios de comunicación y el gasto de propaganda subirá en el 2015 en 193,3% respecto a 2014 y se gastarán unos 7 mil millones de bolívares para mantener la red de medios y las campañas publicitarias oficiales, para recuperar la deteriorada imagen de Maduro, reflejada por las más importantes firmas de opinión.

 

Sostiene Bisbal que la ofensiva comunicacional se basa en construir una imagen del país basada en la mentira y el espectáculo. «No es gratuito que la publicidad oficial en sus distintas manifestaciones, ocupe el primer lugar de inversión mientras que el dinero destinado a las universidades, la ciencia y la tecnología, la salud, la cultura, incluso para combatir la inseguridad, se haya reducido respecto a 2014».

 

A las empresas estatizadas se las llama recuperadas a pesar de que la mayoría se han convertido en una carga financiera que pagan todos los venezolanos. Ante los reclamos de los propios sindicatos por el burocratismo, la corrupción, crea Maduro un nuevo organismo para recuperarlas, en el que se incluye un plan de «auditoría de la clase obrera». A cada fracaso se le crea un organismo que va a supervisar a quienes protagonizaron ese fracaso. Y mientras la canasta básica asciende a 24.750 bolívares se anuncia una brigada obrera para la protección del salario.

 

Así la retórica cumple su rol en donde son los obreros quienes reclaman el aumento de la gasolina, se les entrega la misión de reactivar a las empresas inmersas en el foso de la corrupción y se les habilita para recuperar el salario, destruido por la política oficial. Dentro de un tiempo nadie se recordará de esas misiones o nuevas ofensivas con otras denominaciones vendrán a ocupar su puesto en el reino de la propaganda.

 

Francisco Olivares

@folivares10