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Nunca es triste la verdad…

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Nunca es triste la verdad…

El talante autoritario y represivo del régimen ha quedado al descubierto

 

Los acontecimientos son vertiginosos. Las noticias van a ritmo de «tweet» por minuto. Si te despegas del «Twitter» porque simplemente tienes que «vivir» cuando regresas a -prácticamente la única ventana colectiva que te une con la ¿realidad?- te das cuenta cómo las cosas pueden cambiar en tan solo unos minutos.

 

Es un reto el análisis político y un atrevimiento el querer proyectar lo que sucederá en el futuro sin «pelarse» tanto como lo están haciendo los pseudo profetas y videntes.

 

¿Estamos mejor que hace un mes? Cada quien puede sacar sus propias conclusiones. Pareciera que hemos llegado a un punto del conflicto en el cual ninguna de las partes dará su brazo a torcer.

 

Hace apenas semanas el país se encontraba en una suerte de «pantano depresivo» en el que nos hundíamos de puro conformismo ante el desabastecimiento, la inseguridad, la mano opresiva de la imposición de un sistema que va contraflujo del sentir mayoritario que no quiere el modelo cubano y en el que la corrupción es el banderín de sus jerarcas.

 

Hoy, si bien el país está paralizado (entre otras cosas por decreto del propio régimen) también está «movilizado», casi nadie está «indiferente» ante lo que está sucediendo y, de paso, el talante autoritario y represivo del régimen ha quedado al descubierto, así como de la «licencia» para hacer «lo que les dé la gana» a los grupos «paramilitares» que andan «por la libre» imponiendo su «justicia y temor revolucionario» por todo el territorio nacional.

 

Nuestra pesadilla se hizo realidad: sí existen esos grupos y están dispuestos a todo. Pero también sabemos otra cosa: la FANB está el servicio del Gobierno y de su represión. Dicho esto, aquí hay otro «velo que se cae» para poder pisar firme: la sociedad que está luchando en las calles lo hace, no sola (porque es un gentío) pero con la conciencia de que «lo militar» en la resolución del conflicto al parecer quedará por fuera (habría que decir gracias a Dios, a la luz de estas nuevas FANB).

 

El autoritarismo y la intolerancia de la «revolución» son del tamaño de la represión que están demostrando. Pero no es menos cierto que eso es lo único que les queda. Su «talante democrático» quedó hecho «jirones».

 

A lo interno y a lo externo ya están desnudos. Como dice Joan Manuel Serrat en uno de sus temas: «nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio». Ante esto nos preguntamos.

 

¿Era preferible hacer como si no sucediese nada y esperar la conjunción de los astros para ver si entonces por la acción de algún rayo divino se dieran las situaciones idóneas para que a través de la acción del Parlamento (bla, bla, bla)… o este «rebulú» en el que no sabemos qué sucederá pero en el que ya conocemos hasta donde pueden llegar.

 

Leí en estos días: «la paz del dictador es la sumisión». ¿Lo permitirá Venezuela?

 

mariaisabelparraga@gmail.com

 

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