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«Niñitas, vamos a cantar»

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«Niñitas, vamos a cantar»

Para no dejarme llevar por la profunda tristeza que me causa ver cómo día a día se destroza a Venezuela, me he refugiado en hacer cosas que me gustan y me reconfortan.

 

Trato de pasar el mayor tiempo posible con la gente que quiero. No voy a ningún lugar donde no quiero estar. Busco conversaciones interesantes con interlocutores inteligentes. Entrevisto personas que me enriquecen como ser humano, que me enseñan y me divierten. Disfruto al máximo mis clases.

 

Escribo, escribo y escribo. Y sueño. Sueño con las cosas que me gustan, con las que deseo ver cumplidas y evoco recuerdos que me son caros. Algo así como en la película «La novicia rebelde» -una de mis preferidas de toda la vida- cuando los niños y María cantan sobre sus cosas favoritas para sobrellevar una noche de tormenta.

 

Hace un par de semanas conversaba con las profesoras Ana María Raga y Flor Marina Yánez, de Fundación Aequalis, sobre unos talleres de canto que piensan comenzar pronto, uno para mamás e hijos especiales, otro para personas de la tercera edad, además de la maravillosa coral Aequalis Aurea para el que tienen abiertas audiciones. Hablábamos sobre el poder sanador de la música, sobre cómo ésta eleva el espíritu y sana heridas, cuando un recuerdo llegó a mi mente de manera intempestiva: nítido, preciso, lleno de amor:

 

Cuando estábamos en el Colegio Sagrado Corazón, cinco de nuestras mamás se turnaban para llevarnos, de manera que cada día le tocaba a una de ellas. Éramos siete niñas inquietas, habladoras, en ocasiones peleonas, situación que hoy, como mamá, sé cuánto me enervaría. Un día, Carmen Losada de Isasi, una de las mamás, desesperada por la bulla, decidió ponernos a cantar. Ella era miembro de la Coral Vinicio Adames.

 

«A ver, niñitas, vamos a cantar». Comenzó por el Canon de la Orquesta: «discretos violines, sonando sus cuerdas… «. Más tarde siguieron La Marcha de la Creación de Haydn, «Noches larenses», «Sombra en los médanos», «Frère Jacques» y tantas otras más. Los martes se convirtieron en nuestro día favorito para ir y venir del colegio.

 

Hoy, que necesito asirme de mis cosas favoritas, no sabe Carmen Isasi con cuánto cariño y gratitud recuerdo aquellos días de cantos que trocaron el calor y el apretujamiento en magia. La Venezuela que se nos fue. La que espero que regrese.

 

@cjaimesb

Por Carolina Jaimes Branger

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