Militares de pocas lecturas

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Militares de pocas lecturas

 

Si Pedro Carreño, Diosdado Cabello, Francisco Ameliach y Freddy Bernal, para nombrar a los más contumaces ideólogos de este remanente de revolución, hubiesen entrado en alguna librería Las Novedades, quizás se habrían tropezado con alguno de los muchos libros de Leszek Kolakowski que fueron publicados por Monte Ávila Editores y que se podían adquirir por unos pocos bolívares, entre ellos el Tratado sobre la mortalidad de la razón. Obviamente, ninguno ha sido tampoco asiduo visitante de bibliotecas ni son los libros un asunto que les quite el sueño. La ignorancia, como la tos y la riqueza, se puede disimular pero no ocultar.

 

 

Kolakowski es un filósofo polaco que estudió tanto el marxismo y lo entendió con tanta profundidad que se dio cuenta de que es una farsa, que solo se le puede considerar una religión o una creencia en la que se junta el determinismo histórico con ilusiones de todo tipo, pero nunca una ciencia como pretendió hacer creer la extinta Academia de Ciencias de la Unión Soviética.

 

 

Transcurridos 18 años de la toma del poder por la logia militar que fracasó en la sangrienta intentona de 1992, la sociedad venezolana ha sufrido las complicaciones y el atraso que se obtienen cuando la razón es sustituida por fetichismos y dogmas. Sin duda, Karl Marx hizo un gran esfuerzo en entender la economía, pero nunca entendió la naturaleza del hombre, del individuo ni el papel del libre mercado en la justa distribución de los bienes y como palanca de progreso, desarrollo y realización de la felicidad.

 

 

El marxismo militar, que confunde el populismo con distribución de riqueza e igualdad de oportunidades, que es mandón, poco estudioso y cree firmemente que el cargo habilita, siguiendo los paradigmas y órdenes de Cuba, ha impuesto en Venezuela el atraso, la destrucción y el hambre repitiendo los esquemas bolcheviques fracasados y superados. Sin duda, dominan el poder, la fuerza de las armas y del terror, pero han tropezado con un pueblo que prefiere una libertad peligrosa a una esclavitud tranquila.

 

 

Kolakowski demolió el marxismo, pero no con colectivos ni con miembros de algún componente militar violando moradas a medianoche ni lanzando gases tóxicos a residencias multifamiliares, sin respetar la integridad de sus moradores y aplicando las técnicas de los «humanitarios» OLHP (Operativos de Liberación Humanista del Pueblo) contra las viviendas de los más humildes y desamparados. Tampoco desde las vitrinas de Louis Vuitton o los mesones de Pepeganga y Graffiti. Lo demolió desde la razón y el estudio. Remato el gran fracaso del siglo XXI, el socialismo militar.

 

 

 

Ramón Hernández

@ramonhernandezg

 

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