…obtener todo aquello que en más 15 años yo no pude en Venezuela como jefe, encargado y gerente
La semana pasada les conté el episodio que viví en un restaurante, oyendo a un grupo de chamos chalequeando a su pana trabajador y restregándole lo «sabroso» que podían vivir relajando sus principios y metiéndose a cazar güiro, el tradicional deporte nacional.
La avalancha de mensajes recibidos fue impresionante y me sentí feliz al constatar que un tema de valores y moral pudiera ser más popular que un análisis político en plena campaña electoral.
Uno de esos mensajes proviene de Daniel, y dado que su historia representa la de muchos otros que han visto afectadas sus vidas por la situación actual, decidí compartirla con ustedes, a título de seguimiento de mi artículo anterior:
«Y así es como un pen… como yo terminó emigrando a otro país. Viendo a muchos de los «panas» (por no decir amigos) haciendo dinero de mil maneras, excepto la que yo intenté.
Mis padres siempre tuvieron trabajos regulares, mi papá como vendedor estrella de una compañía desde hace más de 20 años y mi madre saltando entre ama de casa y encargada de tiendas en algún centro comercial. Yo joven profesional, dedicado y trabajador.
Trabajé en varias empresas entrando como dibujante o asistente y salí como jefe o encargado de departamento e incluso de gerente de la empresa. Cuando me iba, era a otro lugar con mejor sueldo u oportunidad y siempre con la cabeza en alto y las puertas abiertas.
Pero aún así no basta. Después de batallar decentemente por más de 15 años, mis «panas» que heredaron una empresa de sus padres, que recibieron un capital para comenzar su negocio, que tienen el contacto para el chanchullo o que se conectaron con alguien para sacar dinero son los que tienen todo.
Y al término «todo» hay que darle explicación. «Todo» no sólo es su carro bueno, su lancha espectacular, sus viajes a todos lados, su anillo de compromiso de oro y diamantes, su ropa de marca, sus cenas en restaurantes, su amiga, novia o esposa que está buenísima con lolas, trasero y nariz hechas, su seguro médico y automotriz full cobertura, sus vacaciones soñadas y su TV de más de 50 pulgadas.
Para mí «todo» es la oportunidad de independencia, saliendo de la casa de tus padres, lo cual conlleva a que tu pareja vea futuro y estabilidad y se mude contigo. Es comprar un carro decente para trabajar y de vez en cuando echar un viajecito a algún bonito lugar de Venezuela, es pagar los servicios médicos para mantener la salud y darles a tus hijos la oportunidad de que tengan todo y más.
En conclusión, es obtener todo aquello que en más 15 años yo no pude en Venezuela como jefe, encargado y gerente de empresas, y que en casi 4 meses desde que emigré a otro país, con un trabajo de mecánico, ganando un sueldo mísero, trabajando mugriento, pesado y además como ilegal, si pude obtener: un carro decente, un apartamento alquilado, pagar los servicios y pronto, si todo sale bien, un seguro médico también.
Ojalá que mis hijos tengan la oportunidad que nuestro país no le dio a gente como yo.
Cuando se nos quite de la cabeza el asuntito de chavista u opositor a lo mejor las cosas empiecen a salir mejor».
Gracias, Daniel, por compartir tu historia, tus opiniones y tus inquietudes. Lamento mucho que las circunstancias te hayan llevado a tener que salir a buscar oportunidades y estabilidad en otro lugar, lejos de tu casa y de los tuyos, una decisión siempre difícil y muy personal.
Sólo puedo decirte que en mi caso estaré siempre dispuesto a hacer lo que tenga que hacer para que mis hijos (y también los tuyos) tengan un mejor país, pero mucho mas aún para que sean también ellos mejores personas para construir con su esfuerzo el país que se merecen. Un gran abrazo.
@luisvicenteleon
Luisvleon@gmail.com
