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Maxwell Smart y la operación ataque al gorgojo

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Maxwell Smart y la operación ataque al gorgojo

 

Uno no termina de acostumbrarse. Uno no deja de sorprenderse. Ocurren cosas tan insólitas. Basta darle un vistazo a la prensa en la mañana de hoy y uno, de repente, se siente como en una película de Maxwell Smart, el Superagente 86. ¿Por qué? Va un ejemplo. Gran titular en El Correo del Orinoco, la Artillería del Pensamiento, diario oficialista. La noticia nos lleva al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que en este momento lo preside nada menos que Venezuela, y allí la canciller Delcy Rodríguez, cual estadista en tiempos de la Guerra Fría, emulando a los grandes líderes de la humanidad, proclama: “La gravedad de los desafíos mundiales exige de Naciones Unidas respuestas categóricas”

 

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Mientras ella está allá, dando lecciones de cómo dirigir al mundo, en el país el ministro de Relaciones Interiores Justicia y Paz, general Gustavo González López, anuncia algo que suena a titulo de película del Conde del Guácharo. Leo en el oficialista diario Vea: “Operación Ataque al Gorgojo. 49 detenidos. El general Gustavo González López señaló que los detenidos están en proceso de investigación por estar presuntamente incursos en delitos tipificados en la ley vigente”. Según leemos en Últimas Noticias: “En la Operación Ataque al Gorgojo participaron 965 agentes del Sebim y la Dgcim (Dirección General de Contrainteligencia Militar)”. Maxwell Smart es un tonto al lado de esto.

 

 

El detalle está en que el “Ataque al Gorgojo” se efectuó en los Abastos Bicentenarios (53 en total) que son controlados por el gobierno. Y esto ocurre en momentos cuando, vía decreto de emergencia económica, el gobierno pretende centralizar la distribución de los alimentos. El gran titular en El Nacional informa: “Estatizar red de distribución multiplicará cola para comida. Con la centralización anunciada por el gobierno, los consumidores no podrán adquirir los productos en 133.000 supermercados sino en los 7.000 puntos de venta que maneja, una reducción de 93,8% de las opciones de compra”. Y eso sin incluir el gorgojo. “Cavidea asegura que la medida fomenta más el bachaqueo, no soluciona el contrabando, ocasiona mayor desempleo, estimula la corrupción y aumenta la escasez”. Además, siempre según Cavidea: “El gobierno ya controla la distribución de productos con las guías de movilización y la venta al consumidor con captahuellas y cédula de identidad”.

 

 

¿Pero por qué el gobierno se empeña entonces en una operación como esta? Ellos sabrán, supone uno, porque este es un gobierno que planifica fríamente todas las acciones. Como la haría el Superagente 86, evidentemente. Para muestra un botón. En la misma página de El Nacional viene una revelación: “Luis Salas fuera del gabinete. El funcionario que estuvo 40 días como vicepresidente de Economía Productiva fue sustituido por Miguel Pérez Abad, ministro de Industria y Comercio. Salas salió por razones familiares, dijo Maduro.”

 

 

Felicitamos al ministro Salas porque duró bastante más que la ministra Emma Ortega que solo permaneció 15 días en el cargo. Para los estándares del gobierno 25 días de diferencia no son poca cosa. Pero hay que detenerse en la justificación. ¿Qué se entiende por razones familiares? ¿Que la familia no quiso que él siguiese allí? En todo caso, esto evidencia que el gobierno no tiene la menor idea de lo que hace. Que la única marca del gobierno, a lo Maxwell Smart, es improvisar.

 

 

Pero si el presidente cambia de ministros con tal celeridad, la única pregunta que nos queda es la siguiente: ¿Cómo creer en un gobierno que no cree en sí mismo?

 

 

César Miguel Rondón

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