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María Corina no es cretina…

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María Corina no es cretina…

 

Aquí se viene hablando de la oposición de forma generalizada y muy concupiscente, es decir, con una suerte de exceso de deseos de pronto también desbordados, respecto quien es quien en la oposición. Recién leo el ensayo del dilecto profesor Fernando Mires, El cretinismo abstencionista. ¿A cuáles «cretinos» se refiere el politólogo chileno/alemán? Adelanto que una venezolana ejemplar debe estar fuera de la lista: María Corina Machado.

 

 

 

Mires deserta sobre políticos o analistas de opinión de la oposición de quienes desconfía  como observadores o estrategas. Divide a “quienes viven en un mundo imaginario que les quita toda inteligencia” en dos corrientes radicales de cretinismo político o parlamentario. Cito: “Lenin, que no era un marxista demasiado ortodoxo, le devolvió la mano a Marx y en su libro “El izquierdismo, enfermedad infantil de  comunismo”, calificó de cretinos a esos izquierdistas que para no legitimar al orden burgués, no aceptaban sufragar en las elecciones parlamentarias de los países de Europa. Y en la acera del frente, “el conservativismo militante de Maistre (“Cada pueblo tiene el gobierno que se merece”) y Donoso Cortés, calificaron a los defensores de la  democracia parlamentaria, cobardes, indecisos y pusilánimes(…). El filósofo de la extrema derecha alemana, Carl Schmitt  (admirador confeso de Lenin) fue más lejos: calificó a los parlamentarios y parlamentaristas de “papagayos” (al menos los cretinos son seres humanos…”. ¿Quiénes cabalgan el cretinismo político criollo? ¿Quiénes son los papagayos?

 

 

 

 

Por un lado tenemos a una corriente abstencionista de pretensiones ilustradas que elabora todo un desiderátum sobre la “lógica”  de no votar. De verbo y pluma que pinta más opositor que cualquier conspicuo líder de la MUD, lanza sus dardos contra aquellos que llaman a las urnas el próximo 15-Octubre (Regionales), con un argumento muy pobre, por simplista y ramplón. “No voto para no legitimar a un CNE corrupto y fraudulento”.  ¿A cuántas elecciones hemos acudido sabiendo que luchamos contra un branch electoral espurio? ¿Cuántas veces nos vemos obligados a ir a los tribunales de justicia, sabiendo que en Venezuela no la hay? ¿Quién en su sano juicio va a concluir que votar en Venezuela legitima un poder electoral celestino y confeso? A los promotores del abstencionismo Mires les dice que en Venezuela -aun con el “árbitro” de marras- toda elección sería ganada, siendo el desafío defender esa victoria para seguir desenmascarando al CNE. Ello es lo que valida la intervención de la justicia y de la diplomacia internacional… Y por otro lado van quienes lanzan infamias contra los defensores del voto sin ofrecer otra solución que el casquillo y la ofensa. Mires también los empotra en el «cretinismo abstencionista», entendiéndose por el fenómeno una lamentable y perversa necedad, no por falta de talento ni inteligencia, sino por «incapacidad para pensar» (insulso imaginario de Marx).

 

 

 

María Corina Machado no enlista para nada el cretinismo político venezolano. Su valentía, su sacrificio, su espíritu de lucha; su disposición democrática y su visión ciudadana de un Estado moderno, no la asimila a otros actores de posturas principistas, bravuconas, cascabeleadas… muy cortas  por apoltronadas y cercadas de teclas y clichés. María Corina es una mujer sería y comprometida. Un ser humano genuino, muy íntegro, y en cuya integridad reposa por un lado -injustamente- su distancia a las masas, y por el otro, el gallineo de los “papagayos” (de quienes debe cuidarse celosamente). Muchos que aúpan el abstencionismo y el cretinismo cuestionador, se avalan en María Corina. Ni ellos la merecen, ni ella va por esa vía… María Corina decidió deslindarse de la MUD. No lo reprocho. Me consta cuanto ha sido excluida y golpeada por un sector rancio y también cretino de la MUD, y cuanto ha tolerado estoicamente esos desplantes.  María  Corina representa la Venezuela joven, honesta y preparada, impensable tenerla al margen del proceso rescate-país en ciernes.

 

 

 

A esa “oposición” que acuña la palabra traición muy olímpicamente, no se hagan de la representación e imagen de María Corina Machado. Le hacen un flaco favor a su causa y a su accionar político.  María Corina tiene su ruta, su objetivo, su plan, sus convicciones y su oferta-país. Ella sabe ripostar. El movimiento que lidera María Corina -Vente- lo conozco muy bien. Cuenta con la ideología, el valor, la organización y el liderazgo -joven, brioso y muy capaz- para acometer la restitución republicana de Venezuela propia de la modernidad liberal. Parafraseando a Maistre: líderes como María Corina ¡son los que el pueblo se merece!

 

 

 

La oposición va en franco proceso de decantamiemto. Tanto caerán los que volando bajo por impostores, como los que han sembrado falsas tempestades fomentando divisiones inconfesables. La gente, el pueblo, los distingue, lo filtra y los aparta. ¿Quiénes sobreviven este Huracán? Después del 15-O los veremos. Sin duda María Corina tiene mucho que cabalgar y aportar. Pero también debe comprender que salpicada de los monjes del cretinismo político -histéricos y de obsesión golpista- debe desmarcarse…

 

 

 

Orlando Viera Blanco

@ovierablanco

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