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Mambrú se fue a la guerra. ¡Que dolor…!

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Mambrú se fue a la guerra. ¡Que dolor…!

 

Está viviendo el momento político más importante y relevante que haya tenido la historia contemporánea de nuestro país. Sabemos que es la peor crisis humanitaria que haya registrado el hemisferio, por lo llegó la hora de echar el resto sin derrotismos porque están dadas todas las condiciones para acabar con una crisis muy profunda y injusta, donde la solución no es paliar…

 

 

Nunca como hoy

 

 

Hemos llegado a un punto ideal. Un liderazgo político joven que conecta por primera vez con las masas de abajo hacia arriba. Un pueblo extenuado pero despierto y dispuesto a llegar porque la necesidad no resiste indisciplina.

 

 

Tenemos una alianza internacional sólida, amalgamada, solidaria, decidida a ir donde decidimos llevarlo. Un ex gobierno sin piso político interno ni externo dependiente de cuatro bayonetas y gatillos alegres con licencia para matar en motocicleta. Hay que decretar también el cese de la violencia y de “los colectivos”.

 

 

Un ex gobierno con una fragilidad financiera nacida de su ineficiencia, corrupción institucional. Un Presidente (E) como Juan Guiadó con un liderazgo centrado en su capacidad de organización. Que decidió noble y valientemente jugársela, armando un mega movimiento social, político, gremial, ciudadano, humanitario y atención, nacionalista, incontenible. Entonces aquellos que tratan de minimizar o fragmentar el peso del momentum político que vive el país de la mano de Juan Guaidó denunciando maliciosamente “diálogos soterrados” (que no los hay) o enalteciendo argumentos aventurero e irresponsables, por irreales tipo marines llegando por Puerto Cabello o batallas en el Lago de Maracaibo, lo que hacen es desmerecer el enorme alcance político que se ha alcanzado y la magnitud de lo que hemos logrado de la mano de un liderazgo noble y un pueblo que le secunda.

 

 

Quienes cuestionan “fotografías” y reducen la política a sumar followers están banalizando un momento de inmensas posibilidades de mutación de poder. Parafraseando a Jefferson que decía, “tiemplo por mi país cada vez que digo que pudiéramos tener los líderes que merecemos” porque tiemplo por Venezuela cada vez que veo a los detractores destruir del liderazgo que merecemos. ¿Acaso es justo demonizar un valor tan superior como la luz de la esperanza y la libertad encarada en un buen lidera por reducir el debate político al oficio ocioso e insincero del argumento de ¡Mambrú se fue a la guerra…! Lo único que vendrá de esa melodía será ¡Que dolor, que dolor que pena, […] Mambrú ha muerto, que dolor, que dolor, que entuerto!

 

 

Tiempo de edificar

 

 

Hay otros “francotiradores” no precisamente del ex gobierno. Ese ataque sigiloso y artero que a fin de cuentas no suma sino resta y divide.

 

 

Lo que hemos logrado a nivel internacional es sumamente meritorio, aquilatado e importante, por inédito. Las relaciones entre naciones son sumamente complejas. Sin embargo-en la complejidad- hoy hemos logrado incomodar y acorralar al ex gobierno de una forma indoblegable. Esto es extraordinario. Es la diferencia entre ganar o perder. Por eso la volatilidad sembrada desde espinales de quiebres en la disidencia ponen la ruta ácida, ausente de abonos, mieles y semillas. En 90 días contar con un representante en la OEA, dominio sobre Citgo, un representante en el BID, un cuerpo diplomático firme, el reconocimiento de 60 países del orbe como Gobierno Interino y de la emergencia humanitaria compleja, es una victoria titánica que recarateriza al régimen.

 

 

¿Es suficiente la tesis intervencionista poner en riesgo la alianza y la eficiencia política que suponen estos avances? A lo interno Guidó ha superado todas las expectativas de movilización [en un país hasta ayer en la lona]. Un armador nato ¿No es acaso la consolidación de un liderazgo que merecemos cuidar y seguir? Como dice el Eclesiastés: Tiempos de destruir y de construir. Ahora son tiempos de edificar…

 

 

La salida y la llegada…

 

 

A raíz de la reunión de Embajadores en la Ciudad de Bogotá confirmo nuestra hipótesis: La salida no tiene marcha atrás. Estamos en pleno desarrollo de una ola popular y masiva (dixit Elliott Abrahams), detonante en sana paz la primavera Venezolana…Las circunstancias ni los tiempos son dóciles pero si determinables. Y el futuro como fue analizado en la Cumbre de Bogotá de cara al Plan País, espectacular y provisorio por realizable. No es una quimera: Venezuela en muy corto tiempo registrará el rebote mas cimero que país alguno haya tenido en la historia de Latinoamérica. Aceptémoslo. El que tiene oídos que escuche…

 

 

La capacidad del Presidente Juan Guaidó de emplazar un gran movimiento ciudadano tiene como nutriente un retorno país sin precedentes. La salida del ex gobierno y la llegada de la transición democrática viene. Poco sirve al ex gobierno que repita mil veces “no nos vamos”. Irremediablemente sucederá y mucho más rápido de lo que “las mareas de fondo y silenciosas” son capaces verse.

 

 

No sólo vengo satisfecho de Bogotá. Vengo convencido que se cumplirán los objetivos asistidos además de un cuerpo diplomático excelente, de una agenda política muy elaborada, una comunidad internacional resteada y un liderazgo interno-popular y organizado-imbatible. ¡Vamos muy bien! Confiemos…

 

 

Orlando Viera-Blanco 

@ovierablanco

Embajador de Venezuela en Canadá

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