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Maduro, Zapatero y Leonel Fernández, de la extorsión a un “Catch 22”

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Maduro, Zapatero y Leonel Fernández, de la extorsión a un “Catch 22”

 

 

No hay diálogo, que implicaría el reconocimiento del otro, de su legitimidad y pertinencia. Lo que hay es una pretensión de Nicolás Maduro de imponer como “dialogantes” a un trío de expresidentes que le son afines: José Luis Rodríguez Zapatero (España), Leonel Fernández (República Dominicana) y Martín Torrijos (Panamá). Con un clarísimo objetivo: Evitar la ejecución del constitucional referendo revocatorio presidencial (RR) este año, que sin duda alguna perdería Nicolás Maduro, lo que significaría su salida de la presidencia de Venezuela y la convocatoria a una nueva elección presidencial este mismo año.

 

 

De manera diáfana, la coalición política opositora representada en la MUD, respondió a fines de mayo a la pretensión oficialista con 4 condiciones:

 

 

A) Que la crisis venezolana encuentre solución pacífica mediante la consulta democrática al pueblo: Referendo Revocatorio;

 

 

B) Libertad de los presos, cese de la judicialización por persecución política y retorno de los exiliados;

 

 

C) Admisión del régimen de la ayuda internacional en medicinas y alimentos para atender con urgencia la crisis humanitaria, y construcción de soluciones a la crisis económica generada por la corrupción oficial y el modelo económico generador de miseria, en el marco de los 10 puntos para la recuperación económica elaborados por la Asamblea Nacional;

 

 

D) Respeto a la Constitución, a la separación de poderes y a la Asamblea Nacional.

 

 

La respuesta de Nicolás Maduro a las exigencias ha sido la extorsión, la pretensión de obligar a la MUD mediante la intimidación, la violencia y el chantaje a renunciar a sus 4 exigencias. La coalición de partidos que conforman la MUD ha reaccionado con disciplina política en torno a las exigencias, y es por ello que han fijado la agenda nacional en las últimas semanas, mientras Maduro delató abiertamente su estrategia de extorsión “El referendo no es una obligación, es una opción” dijo. Para él, el RR es su rehén. Esa decisión de Maduro de “secuestrar” el RR marca su salida de la presidencia. Veamos por qué.

 

 

Las bases del poder

 

 

El poder, entendido sea en su base sociológica o política (en las nociones de Weber, Michels, Wolf, Nietzsche ) es en síntesis, un acto voluntario de obediencia. Tenemos entonces que el poder es transitivo, se otorga a aquel que se quiere obedecer, y se hace por algún interés o conveniencia (incentivos). Esto es lo que en mercadotecnia política se conoce como bases de poder: el grupo de individuos que obedecen voluntariamente a una figura, corporación o gobierno. No se debe confundir con los medios que producen fuerza (violencia, coacción o extorsión) que dependerá en todo caso de las fuerzas armadas, policiales, presos políticos, delincuencia, becas que son al fin de cuentas, medios de intercambio, pero no bases de poder. Más recientemente, la teoría de juegos, con la incorporación del estudio de la racionalidad y los criterios maximin y minimax en las decisiones, explica ( a mi entender) satisfactoriamente las posibles decisiones de los grupos en pugna o competencia.

 

 

Con su llegada a la presidencia en abril de 2013, seriamente retada por la oposición (ganó por menos del 2% de los votos) Maduro equivocó su planteamiento: En vez de plantearle al país y a la oposición un juego colaborativopara superar la crisis socio económica que ya se mostraba feroz, se propuso la imposición a troche y moche (no colaborativo) de un proyecto inviable y depredador. Con poco equipaje político, Maduro (el más violento de los presidentes que ha tenido Venezuela) pretendió por la fuerza la sumisión de la Nación. Para ello contó con dos leyes habilitantes que le permitieron profundizar el desastre y la miseria que hoy caracterizan al país. Y varias decenas de muertos y miles de apresados que pretende barnizar con una “Comisión de la Verdad” a su conveniencia.

 

 

Las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015 marcaron el fin de lapolarización en Venezuela, esa ficción de mitades antagónicas que subyacía desde el año 2010 y que recientemente Thomas Shannon, el funcionario del Departamento de Estado de EEUU preferido de Lula y Maduro caracterizó como que “Venezuela es un país muy polarizado y la narrativa que ofrecen el gobierno y la oposición son muy diferentes, uno se pregunta si están en el mismo país“. El desinformado Shannon obvia que los hechos, no la narrativa, demuestran que desde la elecciones del 6D, una amplia mayoría (67%; 80% hoy y creciendo) rechaza al gobierno de Nicolás y apenas un 20% lo apoya.

 

 

Aún más, el 98,5% de los venezolanos cree que el voto tiene importancia para mantener la democracia, según un estudio reciente (fines de marzo) del Centro de Estudios Políticos de la UCAB. (¿Cuál polarización Míster Shannon?).

 

UCABVoto

Lean con detenimiento la lámina, y verán que para más del 95% de los venezolanos el voto sirve para lograr cambios, progreso, bienestar y mantener la democracia. El poder del voto es quizás el elemento que más aglutina a la sociedad venezolana. Ese es su medio de fuerza ante la fuerza del gobierno. Y por nada del mundo lo va a ceder, menos ante el hambre, las enfermedades o los balazos (que no matan el hambre ni curan enfermedades).

 

 

La MUD actúa con racionalidad al no ceder ni un milímetro las exigencias de activar  el RR. Y lo hace sabiendo que de hecho ya lo ganó cuando el gobierno trata por todos los medios posibles, la mayoría de ellos ilegales (Un juego suciorechazado por la sociedad venezolana en su conjunto) de evitarlo. Una jugada inútil. Como también lo es la “luz de bengala” que significan las elecciones regionales (que comentaremos en otra entrega).

 

 

Con desilusión (más del 85% de los venezolanos cree que Maduro no es capaz de resolver la crisis) los incentivos para votar de cada venezolano aumentan con el RR. Piensa racionalmente que las cosas mejorarían y se comienzan a consolidar y coordinar las expectativas para realizarlo, desde el venezolano de a pie hasta en organismos internacionales. (Ver el Informe Almagro ante el presidente del Consejo de la OEA)

 

 

Por otro lado, los seguidores de Maduro, abandonan la idea de sostenerlo “como sea”, es decir, de alguna manera antidemocrática, lo que significaría claramente la agudización de la crisis, con resultados imprevisibles, un “salto al vacío” que no están dispuestos a dar. Por que no estarían defendiendo “el legado”, sino el pescuezo de Maduro, que no vale tanto.

 

 

La despedida: Solo en democracia se vuelve al poder

 

 

Con las elecciones del 6D, la oposición en condición de minoría ilegítima, pasó a la condición de mayoría legítima. Pasó de ser exigida socialmente de denunciar a corregir lo denunciado. Maduro, equivocadamente desconoció ese cambio al afirmar “son una mayoría circunstancial” desconociendo su legitimidad, obtenida a voto popular, y planteó un conflicto, un juego no calaborativo, utilizando al TSJ y al CNE para el desgaste opositor. Craso error. Las posibilidades de desgastarse él con su desastrosa gestión, ausencia de liderazgo moral y expectativas futuras lo han molido. Hoy tiene uno de los gobiernos más débiles de la historia nacional.

 

 

Intentó, desde otra óptica, minar las bases de poder de la oposición, mientras mantenía las suyas. Ocurrió lo contrario, las bases de poder suyas han disminuído dramáticamente, mientras aumentan las opositoras.

 

 

Este juego lo bauticé como “La despedida” en febrero de este año. Claramente Maduro conducía su propio autobús hacia su salida, en una serie de decisiones que hacían imposible que obtuviera una victoria o al menos un equilibrio de Nash, obviamente por la irracionalidad del propio Maduro.

 

 

Maduro y sus seguidores se encuentran hoy en una posición de “Catch 22” una dilemática encrucijada respecto al Referendo Revocatorio “pierde si lo hace y pierde si no lo hace“. Si no lo hace pierde el poco apoyo que le queda en la Fanb (no importa a cuántos ascienda a generales) y también termina liquidando al Psuv, de donde los mensajes y advertencias le han llovido.  Con ello propiciaría la anarquía y por lo tanto la miseria lo que llevaría entonces a que aumentase la presión nacional e internacional por su renuncia, por su salida.

 

 

El Psuv tratar de asegurar que el país es gobernable, que sus votantes entienden sus decisiones, que sus líderes pueden explicar estas decisiones. Pero sus partidarios sienten que el partido se alejó los principios que dieron lugar a su fundación y que fueron la razón de su existencia, de hecho, ya no son coalición de personas que comparten una visión del mundo. Ellos también son rehenes y entienden a Maduro como un secuestrador.

 

 

 

Aunque se ha comportado como un jugador violento, y por lo tanto irracional, ante ese dilema Maduro intentará comportarse como un jugador maximin: Intentará de minimizar la máxima pérdida esperada. Con menos posibilidades a medida que se oponga a las salidas constitucionales y que pase el tiempo. Ya sus seguidores se lo han dicho, cada vez más alto: sólo en democracia es posible volver al poder. Y en anarquía, la máxima pérdida es perderlo todo.

 

 

La racionalidad de la Nación venezolana no permitirá la anarquía. El RR ya se dió.

 

 

 

David Morán Bohórquez

@morandavid

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