Luisa en manos de “Dios
julio 4, 2017 8:42 am

Definitivamente la fiscal Luisa Ortega Díaz, debió pensar mucho el paso trascendental y justo que dio cuando aquella mañana del viernes 31 de marzo de 2017 anunció que se había roto el hilo constitucional en Venezuela.

 

 

El 16 de junio escribí sobre la funcionaria, y hoy nuevamente vuelvo a hacerlo pues es la noticia del momento, le toca, exactamente hoy 4 de julio, enfrentar el antejuicio de mérito que los magistrados de la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia abrieron en su contra porque según ellos, no sabemos basados en qué, cometió “faltas graves”.

 

 

La fiscal General de la República se enfrenta a su propia justicia, pero aún así salió a dar la batalla quizás motivada por la deuda moral con el país. En su última rueda de prensa ratificó la ruptura del hilo constitucional, o lo que es lo mismo, el golpe de Estado dado por el TSJ; habló del proceso de desmontaje del Ministerio Público, volvió a desconocer las sentencias 155 y 156, regañó a los diputados a quienes les recordó que no están en desacato; y prometió defender con su vida la Constitución. Una semana crucial e histórica.

 

 

Luisa está en manos de “Dios”; pero no ese Dios omnipresente y omnipotente que tiene nombre según sea la religión con la que se le adore; sino en las del “Dios” del Gobierno, ese que no puede estar presente en ningún sitio fuera de Venezuela, pero sí omnipotente por el poder que ostenta; ese, el del mazo horrible y con caspa que pone delante de él todas las semanas. En manos de ese “Dios” está.

 

 

La saña es tal que, antes de su comparecencia en el TSJ, a la doctora Ortega Díaz le prohibieron salir del país, le congelaron las cuentas bancarias, así como también le prohibieron vender sus propiedades; lo único que les faltó fue emitir la sentencia firme, sin apelación y con la cantidad de años de arresto en el Inof, recinto carcelario donde la jueza María Lourdes Afiuni estuvo casi cinco años presa por la misma justicia que enfrenta hoy la Fiscal General.

 

 

La solicitud que hizo Pedrito (Carreño), que seguramente se la redactaron en la misma Sala Plena del TSJ para que no tuviese errores como la de la insania mental, ha puesto a Luisa contra las cuerdas, muchos dirían: a probar una cucharada de su propia medicina.

 

 

Por cierto, y valga un inciso, a Pedrito siempre lo dejaban en una salita bien retirado del “Comandante eterno” cuando visitaba la famosa casa Macondo de Miguel Enrique Otero; mientras el hoy difunto Presidente Hugo Chávez, se mecía en la hamaca de la casa y echaba los mil y un cuento.

 

 

El antejuicio de mérito contra Luisa Ortega, no es nada parecido al del difunto Luis Miquelena, cuando el entonces Fiscal General, Javier Elechiguerra, lo solicitó ante el TSJ; pues había la presunción de que el presidente de la Comisión Legislativa de la Asamblea Nacional había cometido el delito de tráfico de influencias, malversación específica o sobregiros presupuestarios y falsedad en la declaración jurada de patrimonio,  por aquella famosa contratación de una empresa para imprimir un millón de ejemplares del proyecto de Constitución. En aquel momento hasta el mismo Chávez se alegró de la independencia de poderes.

 

 

Doctora Luisa Ortega, y disculpe que la tutee, por los vientos que soplan usted no correrá con la misma suerte del “hombre fuerte de Hugo Chávez” hasta el 2002; dicen que los hombres son del tamaño de sus adversidades, así que queda de su parte seguir demostrando que su defensa por la Constitución es hasta las últimas consecuencias.

 

 

Lo que no midió fue que el Gobierno sería tan rápido, y no le dio chance de solicitar el antejuicio de mérito contra Nicolás Maduro, por ejemplo; u ordenar investigaciones contra los oficiales responsables de las muertes y la represión hoy resumidos al “éxito” del coronel Lugo, quien con un empujón y tres gritos al presidente de la Asamblea Nacional es la estrella del momento.

 

 

Finalmente, doctora, aún y cuando el Cardenal Urosa Sabino, como máximo representante de la Iglesia en Venezuela, la respalda; definitivamente y sin duda alguna, usted está en manos del “Dios”.

 

 

Edward Rodríguez

@edwardr74