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Los hijos de Putin

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Los hijos de Putin

 

Cada país elige los aliados que mejor le conviene. Ese fue el caso nuestro, en sus relaciones con el mundo Venezuela tuvo una vez aliados naturales y aliados estratégicos. Nuestros aliados naturales eran tradicionalmente los países de la región, particularmente Colombia y demás Estados andinos, pueblos que no solo compartían con nosotros una historia común, sino también el valor del respeto a la democracia. Pero igualmente tuvimos lo que conocíamos con el nombre de aliados estratégicos, naciones con las cuales teníamos una visión de desarrollo compartida y cuyas alianzas representaban para nuestro país la puerta de entrada a la escena internacional. En esta lista figuraban nuestros principales socios comerciales, uno de los más importantes: Estados Unidos.

 

 

Si el pasado resultaba prometedor, el presente no es otra cosa que preocupante. En la actualidad nuestros “aliados” han mermado y mucho. Pero no solo eso, han cambiado radicalmente. Para la dictadura sus aliados naturales son Cuba y Corea del Norte, mientras que entre los aliados “estratégicos” figuran nombres como Rusia, China e Irán. Países con los cuales lo único que compartimos es el absoluto desprecio a los principios democráticos y los derechos humanos. Porque ni en lo económico coincidimos, los rusos comprendieron los males del intervencionismo estatal durante la época soviética y a los chinos les hicieron falta millones de muertes por hambruna para darse cuenta de que el socialismo no funcionaba y que para convertirse en potencia tenían que dar un salto al capitalismo, por cierto, uno de los más deshumanizados del mundo.

 

 

Es por ello que, aunque para el régimen Rusia y China sean los únicos “amigos” de la cuadra, tanto el Kremlin como los chinos ven a Maduro como un lastre con el cual cargan solo para incomodar a los estadounidenses. La prueba más fehaciente es que en la reciente visita del dictador a Moscú salió regañado. Le dijeron prácticamente que dejara el pataleo y volviera al mecanismo de Oslo con la Asamblea Nacional, poder que los rusos dejaron claro que reconocen como institución legítima en Venezuela.

 

 

Mientras el dictador no daba pie con bola en Rusia, la suerte de Diosdado en Corea del Norte no era muy diferente. En su viaje de turismo por la península coreana lo único que logró fue reuniones con segundones y una declaración de Kim Jong-un elogiando al presidente Donald Trump, que seguramente Diosdado la vio por televisión. Que esto traspase los límites de lo absurdo y lo ridículo no deja de ser peligroso para los venezolanos. Estamos hablando de que esta gente ha asumido como modelo regímenes totalitarios que lo único que han hecho durante décadas es sumir a sus pueblos en la opresión y en la ruina. Por eso no nos queda otra alternativa que detenerlos y hay que hacerlo antes de que sea tarde.

 

 

 

Fincheltubbrian@gmail.com

@Brianfincheltub

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