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Lo que no ven Oxford o Harvard…

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Lo que no ven Oxford o Harvard…

Alguna vez (1985) pregunté a un profesor venezolano egresado de la Escuela de Gobierno J.F. Kennedy de Harvard, por qué [académicos] “se pelan” tanto en sus pronósticos sobre Venezuela. Al rompe me respondió. “Orlando en los libros de Harvard no aparecen las variables de AD y Copei…”. Comenzaba la antipolítica. Y amaneció de golpe aquella madrugada del 4F de 1992…

 

 

 

El mismo año (1985), cumpliendo una pasantía en un despacho de opinión pública -donde se recopilaban las principales noticias de Venezuela desde 1958- noté que los 70 y 80 fueron vertiginosos en términos de corrupción, OTAC/Recadi, pobreza, endeudamiento, cepalismo, tribus judiciales, barraganatos, violencia criminal y deterioro social. Caldo de cultivo para una implosión previsible. El periodista Guillermo Pantin -responsable del anuario de marras- lanzó una profecía inconcebible para un joven imberbe de tercer año de Derecho: “Concluirá el gobierno de Lusinchi y Venezuela vivirá el regreso de los caudillos, CAP y Caldera. Ese será el fin de una historia llamada democracia pactada y vendrá ‘una revolución’ anárquica que se instalará en el país por décadas”. ¿Cómo darle crédito a  semejante presagio? ¿En qué basaba Pantin su dramático devenir?  Años más tarde trabajé en NY (1996), y subí a Boston a unas jornadas sobre gobernanza en LATAM. Otro profesor [Cambridge] afirmó que “el nivel de endeudamiento [Venezuela] era relativamente bajo en comparación al PIB y déficit fiscal (4%); que Pdvsa contaba con un balance sólido, y que con un alza de los precios del crudo, su moneda y economía registrarían rebotes notables… La historia fue otra. Y esa historia la escribió HCHF a partir de 1998. Una vez más en las bibliotecas de cedro de Harvard o Cambridge, no estaban los taitas fantasmales sacados de los cuentos de maisanta. En aquel anuario de Pantin, estaba la respuesta… [¿?]

 

 

 

Otros profetas. El Prof. de Oxford, Paul Collier, nos dice “que la vía electoral no saca del conflicto a sociedades atenazadas por la violencia política”. La salida, según el Prof. Collier, sería el establecimiento de un “orden que lo impone la fuerza militar, nacional o multinacional”. Fue el caso de Rwanda, Congo, Líbano, Mozambique, El Salvador, Balcanes o Panamá. No desestimo esta tesis. La restitución republicana en Venezuela pasa por fenómenos parecidos a Rumania o Panamá, donde las variables de fuerza se voltearon frente al desbordamiento civil (Nicolae Ceaucescu/Rumania) o las desplazaron (Noriega/Panamá). Mi preocupación es la tran­sición. No basta el “orden” gendarme si no se logra un orden social (que tampoco se alcanzará a punta de fusil). La variable que no ve Oxford es que la gobernabilidad en Venezuela demanda un complejo ejercicio de integración-país, de lo corporativo, profesional y educado a los sectores populares, sin lo cual seguirá reinando la variable exclusión y ostracismo. “Curvas” que no ven Oxford o Harvard, y la vio clarita el Lic. Pantin: La fatiga de un pueblo rechazado, mísero, no educado y despreciado. Esto hay que redimirlo.

 

 

 

 

La recuperación. Frontier strategy group (fuente Harvard), entrevistó a 20 gerentes de América Latina donde afirman “que Venezuela representa sólo el 1% de los ingresos totales”. El año pasado “al menos 64 compañías del índice de Standard & Poor’s 500-13% del total, presentaron exposición a devaluaciones de activos en Venezuela y el año 2014 han salido del mercado venezolano corporaciones como Mondelez, Liberty Mutual, Colgate, Procter & Gamble, Ford, Kimberly Clark, General Motors, Ford, Coca-Cola… Otras como Che­vron, Valero Energy y Phillips 66, siguen apostando por la rentabilidad a largo plazo del mercado venezolano… Y los chinos siguen en la faja y en el macizo guayanés, embriagados de oro y petróleo. Algunos investigadores venezolanos en Harvard, estiman una recuperación/país a 25 años si hay cambio de gobierno y de modelo. Pero nuevamente: ¿Cuál es la variable -ahora en positivo- que no ven los técnicos en Boston? Es el factor rebote de las economías en ruina o devastadas, que genera remontes hasta del 30% del PIB, aplicando liberación de la economía. Fue el caso de los Balcanes, Panamá, Irak, Libia o Polonia. Más reciente Argentina, Colombia o Perú. El rebote en Venezuela sería brutal, además por otra variable: la cultural. Los venezolanos no son inmigrantes y anhelan regresar. Sólo este factor pudiera significar una remesa viral, equivalente a años de producción petrolera.

 

 

 

La integración país sugiere un plan a fondo de reeducación.  La clase política debe dejar de ver a Pdvsa como un minotauro de doble cabeza, de reparto clientelar y saqueo republicano. Debe venir mano dura como el caso gendarme de Singapur, que en menos de una década -la otrora isla más celestina de Asia- se convirtió en el primer país de ingresos per cápita de su continente. La salida en Venezuela está a la vuelta de la esquina si la queremos ver. Si la promovemos. Si paramos ya discusiones estrechas (regionales) y evitamos el autosaboteo (otra grave variable de nuestra cultura ciudadana). El rescate de Venezuela será inédito y en tiempo récord como no se ha visto en LATAM. Digno de un trabajo de investigación de Oxford o Harvard, digo, sobre lo que no pudieron o supieron ver.

 

 

Orlando Viera Blanco

@ovierablanco 

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