Leopoldo contra el estado malandro
septiembre 9, 2015 6:47 am

El régimen quiere quebrarlo psicológicamente. Romper su armadura democrática hasta verla vuelta añicos. Que sus principios perezcan ante la tentadora oferta de venderle el alma al diablo. Tal como lo hicieron otros. Convertidos en desechos de la historia. Quinientos setenta días preso. Seiscientas cuarenta y ocho horas de juicio; distribuidas en setenta horas de pesadas audiencias. En donde el moscardón de la miseria humana revolotea en la fetidez de un proceso amañado. La evacuación de pruebas y la formulación de cargos solo exhiben debilidad y falta absoluta de probidad en el manejo de la ciencia del derecho.

 

 

 

En el banquillo de los acusados colocan al hombre que les roba el sueño, aún residiendo tras las rejas; su dignidad es la encendida luz que aflige la obsesión profunda de los perversos. Están aterrados al saber que el mundo sabe que todo es una vulgar patraña. Los asusta la enorme adhesión de millones de venezolanos que se ven reflejados en él. Tiemblan cuando escuchan sus sólidos argumentos. En silencio admiran su valor inquebrantable en la defensa de la libertad. Principios esculpidos en la inalterable roca de la unión familiar.

 

 

Leopoldo López, fue la pesadilla que acompaño los sueños turbados de Hugo Chávez. Su terrible enfermedad se conjugaba con el miedo a perder su sincronía con la gente en las manos de López. Siempre temió al emergente líder que con osadía retaba en cualquier terreno al patriarca de las causas marchitas. Por eso la persecución en su contra. Millones de dólares para construir una historia que lo sacara del camino. Han promovido testigos falsos con pruebas insostenibles en un tribunal medianamente apegado a la justicia. Solo que la realidad actual de nuestro sistema judicial es tan deprimente que cualquier exabrupto es posible.

 

 

En manos de la juez Susana Barreiros está la suerte de Leopoldo López ¿Será la magistrada encargada de impartir justicia, otro mecanismo de venganza política? Desgraciadamente ella pertenece al brazo ductor del Psuv. En su hoja de servicios está el haber dado libertad plena a Arné Chacón Escamillo, hermano del ex ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, quien había sido imputado por la comisión de aprobación indebida de créditos y aprovechamiento fraudulento de fondos públicos, delitos que había cometido mientras se desempeñaba como directivo de las entidades bancarias Baninvest, Central y Real. Ella funciona como una ficha del gobierno que resuelve sus aprietos jurídicos. En algunas oportunidades se ha dejado ver en actos proselitistas de la revolución; con lo cual es fácil presumir que ella es simplemente un títere que mueven desde Miraflores.

 

 

En el poder judicial también impusieron la hegemonía ideológica del régimen. No existe una decisión política que no responda al interés del gobierno en sostenerse por siempre en el poder. El adversario de estos sabe que acudir a estas instancias es un saludo a la bandera. Son jueces que no responden al estado de derecho, no privilegian la justicia en sus decisiones. Simplemente proceden al capricho de la revolución podrida. Vivimos dentro de una telaraña de pillajes. El sistema ha construido una estructura donde el malandraje hace de las suyas; sobre esas pérfidas bases sostienen toda esta podredumbre. Todo está infectado con el morbo de una revolución absolutamente delictiva. No existe área del estado que no esté profundamente carcomida por la corrupción. Su perversión profunda destruye conciencias que son irrigadas con el dinero sucio.

 

 

Leopoldo López está en las manos de esta aberración. En lo profundo de la mente de la juez Susana Barreiros, seguramente estará la certeza de su inocencia. En los jugosos negocios y fabulosas cuentas bancarias que genera el destruirlo, probablemente serán otros los pensamientos que merodearan su almohada. Como en la vieja fábula dos lobos luchan en su alma. Uno es el odio profundo, el otro es el amor y la justicia. Esperemos que ese lobo de pelaje hermoso que enarbola la honestidad se imponga finalmente…

 

 

alexandercambero@hotmail.com
@alecambero