Las colas y el no hay

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Las colas y el no hay

Sólo hace algunos años no era posible pensar que Venezuela en medio de la más extensa bonanza petrolera que ha tenido en su historia, con el barril de petróleo a 100 dólares, llegaría a los niveles de escasez de alimentos, medicinas y tantos bienes necesarios, que hoy se puede palpar en los supermercados, bodegas, farmacias, o en las ventas de repuestos en todo el territorio nacional.

 

Causa indignación y tristeza ver a las madres de familia haciendo colas para tratar de comprar los alimentos básicos, y estar muy pendientes del dato de que llegó harina pan, aceite, leche o papel sanitario, para hacer una nueva cola antes de que se termine, lo cual ocurre en muy poco tiempo en vista del racionamiento al que están sometidos esos y otros productos. En general han tenido que olvidarse de las marcas preferidas por cada quien, porque el desabastecimiento las obliga a conformarse con lo que se consiga.

 

En muchas ocasiones la situación se agrava por el hecho de que después de hacer las colas, el dinero no les alcanza como consecuencia de que la creciente devaluación de nuestra moneda ha destruido el valor adquisitivo de los bolívares que se reciben como ingreso por el trabajo o la actividad que desempeñan los ciudadanos venezolanos en esta etapa de la vida nacional.

 

Nadie se explica, cómo el fracaso del modelo que nos gobierna, a pesar de la inmensa fortuna en ingresos que ha recibido, ha podido llegar al extremo de multiplicar por cuatro veces la deuda externa e interna, y además llevarnos en la realidad económica a una devaluación del bolívar en términos tales que nadie sabe en verdad cuánto vale nuestra moneda en estos días. Las consecuencias las paga el que vive de su trabajo, y no los que manipulan nuestro signo monetario para enriquecerse desde el poder y empobrecer al pueblo venezolano.

 

El Gobierno acusa a los grandes y pequeños empresarios de ser los responsables de la guerra económica, y resulta que en la Venezuela de estos tiempos esa guerra la dirigen desde Miraflores y desde el Banco Central de Venezuela (BCV), quienes decidieron sustituir la producción nacional de bienes y servicios por importaciones, y por la emisión de dinero inorgánico, o sea, billetes sin respaldo, con los cuales se les paga su trabajo a los venezolanos.

 

El Gobierno nacional no entiende que es con producción nacional de bienes y servicios como se resuelve el problema de la escasez.

 

Por Omar Barboza

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