La voz de la experiencia
noviembre 16, 2013 7:38 am

Acaban de publicar en Madrid sendos libros de Felipe Gonzàlez y Josè Marìa Aznar. Ambos desempeñaron la Presidencia del Gobierno español por tres legislaturas, entre 1982 y 1996 el socialista y de 1996 a 2004 el popular. Aunque sean distintas y polémicas sus personalidades, la percepción predominante de sus gestiones es favorable.

 

El país avanzò y se modernizò, en lo político, lo económico y lo social bajo sus respectivos liderazgos. Gonzàlez està retirado de la política activa. Escribe y dicta conferencias, para lo cual es muy solicitado en diversos países. Junto a otros dirigentes venezolanos, he conversado con èl acerca de Venezuela, que conoce y le interesa mucho, y los problemas internacionales.

 

Aznar, al menos en principio, también lo està, y preside la FAES, una fundación de estudios económicos y sociales a cuyos eventos he tenido oportunidad de asistir como ponente invitado. Lo cual me ha permitido intercambios con esta destacada personalidad, a quien conocì en su visita a Caracas en 1994, cuando todavía no habìa ganado las elecciones que lo llevarìan al poder.

 

Gonzàlez escribe acerca del liderazgo en estos tiempos de crisis en En busca de respuestas. Aznar presenta el segundo volumen de sus Memorias, y en sus declaraciones ha deslizado dardos críticos, unos màs envenenados, unos màs directos, hacia mariano Rajoy, su compañero de partido y actual Presidente del Gobierno, quien fuera su colaborador cercano en sus años en La Moncloa.

 

Ambos libros aparecen cuando España lleva años en la travesìa de una larga y compleja crisis, y cuando el sistema de partidos parece en entredicho. La democracia española, un logro de rango histórico, muestra hoy síntomas de riesgo imposibles de desdeñar. Por eso la palabra autorizada de quienes fueron exitosos como conductores gubernamentales y políticos es de especial interés, aunque ella no estè libre de tinte político coyuntural.

 

ABC del pasado viernes 8 dedica varias páginas a reportajes sobre ambos lanzamientos. La de Aznar se titula «Dar una patada al consenso constitucional producirìa un desgarro”, en clara alusión a la radicalización de las diferencias, en particular las provenientes del nacionalismo catalán. Por los mismos lados, pero con una perspectiva màs ancha y profunda, anda la reflexión de un volumen breve escrito en 2011 por Oscar Alzaga,

 

Del consenso constituyente al conflicto permanente. El consenso constitucional fue obra muy bien trabajada, fruto de responsabilidad y madurez en un liderazgo que nadò a contracorriente de su historia para hacer Historia, asì, con mayúscula. «Estoy dispuesto a ayudar a Rajoy aunque no estè de acuerdo con èl” declara Gonzàlez en plan estadista.

 

Sabe que cuando un país està en problemas serios, como es el caso, una manera de afrontarlos es atacar a la yugular del adversario y otra ver las cosas con sentido nacional y actuar a conciencia de que las respuestas que se requieren exigen, entre otras condiciones, encuentros de base amplia, acento en las coincidencias.

 

Busca sacar el mejor partido, nacionalmente hablando, a las entrevistas el hábil periodismo de la casa fundada por don Torcuato Luca de Tena un primero de enero como El Impulso y apenas un año antes, en 1903.

 

Nada oculta, ni siquiera las diferencias intrapartidarias que con motivo de los dos actos se notaron, pero resalta lo màs valioso, visto en perspectiva española. Tambièn se requiere sabiduría para lograrlo. En los libros de Gonzàlez y Aznar, y en los reportajes de ABC que tengo a la mano, habla la experiencia. Una voz que siempre debe escucharse, aunque fuera solo para no repetirla. Pero siempre hay màs que eso.

 

Ramón Guillermo Aveledo