La violencia y el diálogo
marzo 17, 2014 7:48 am

Además de la represión, la peor violencia que han ejecutado quienes están en el Gobierno es la institucional, consumada a través de la colonización por parte del partido oficialista de todos los poderes públicos para ponerlos al servicio de la llamada revolución, violando la Constitución y los derechos de los ciudadanos que no comparten las ideas y la conducta corrupta de quienes nos gobiernan.

 

Han violado flagrantemente el Artículo 296 de nuestra Constitución que dispone que el Consejo Nacional Electoral (CNE) debe estar “integrado por 5 personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos”. Al igual que el Artículo 255 de la misma que dispone: “el ingreso a la carrera judicial y el ascenso de los jueces y juezas se hará por concurso de oposición públicos que aseguren la idoneidad y excelencia de los participantes…”.

 

En la Asamblea Nacional a través de un reglamento interior y de Debates, violatorio del principio de la proporcionalidad, excluyen de las directivas de las comisiones a quienes no pertenecemos al partido oficial, irrespetando la voluntad popular que nos eligió.

 

Este Gobierno utiliza los medios de comunicación del Estado, que pertenecen a todos los venezolanos, para negar la verdad de lo que ocurre en el país, para no permitirles a quienes adversan a este Gobierno opinar a través de ellos, y además los utilizan para descalificar y exponer al odio público a quienes no están de acuerdo con la posición oficial.

 

Nosotros que somos demócratas de verdad creemos en el diálogo, pero serio, con agenda, en cadena nacional, con garante, y sobre los temas que han causado esta grave crisis que sufre el pueblo venezolano. Y consideramos que este Gobierno debe dialogar en condiciones de igualdad, en primer lugar con la dirigencia estudiantil que ha liderado estas protestas, y que además no se conforma con palabras sino con hechos: libertad para los presos políticos, regreso de los exiliados, castigo para los responsables de los asesinatos y atropellos, desarme de los colectivos, y rectificación a fondo de las políticas que comprometen el futuro de la juventud. Estos temas deben estar en la agenda. No puede ser un diálogo cómplice con el Gobierno, sino para defender al pueblo venezolano y sus derechos.

 

Por Omar Barboza