Votaron los ciudadanos de San Diego y San Cristóbal. A pesar de la injusticia y los abusos, no se desalentaron y concurrieron en proporción similar al 8 de diciembre, cuando eligieron a Scarano y a Ceballos, los dos alcaldes destituidos para «ejemplarizar” en procesos sumarios fascistoides o stalinianos. Cierto extremismo irreflexivo exigió no participar en la elección como protesta absoluta al atropello. La Unidad decidió participar. Pedir el voto como protesta, como demanda de respeto al ciudadano, y como rechazo a regalar espacios. Rápidamente, en la MUD regional y nacional hubo los acuerdos. Tuvimos candidaturas unitarias a tiempo y tarjeta de la Unidad en ambos casos.

Las diferencias que en el seno de la alianza ha habido, y son conocidas, se superaron sin dificultad. En la calle y en los medios planteamos unidos nuestra opción. Rosa de Scarano en San Diego y Patricia de Ceballos en San Cristóbal, dos mujeres admirables, llevaron su mensaje al corazón y la inteligencia de sus vecinos, con la solidaridad de la dirigencia, los partidos y sobre todo del pueblo unitario, un dato que nadie debe ignorar. Ambas fueron electas alcaldesas con un respaldo que no deja dudas. 87,6% recibió la Unidad en San Diego frente a 11% del Psuv y aliados.

En San Cristóbal, la proporción fue 73,6% vs. 25%. Avalancha. Lección para el poder abusivo y arrogante. Hay que respetar a la gente. Ese voto es un reclamo múltiple. Por la Constitución, por la soberanía popular, por la libertad de Enzo y Daniel. Lección también para nosotros. La Unidad tiene un valor creciente en tiempos de crisis. El pueblo tiene una conciencia democrática resistente a cualquier prueba. Bajo el aguacero inclemente de los ataques desde el poder arrogante y desde el extremismo fanático, que le niegan incluso la potestad de la iniciativa política, allí está el resultado. Es la solidaridad, no el mesianismo individual, el que nos mostrará la ruta.

Ramón Guillermo Aveledo