La versión del oficialismo de oposición,
enero 16, 2018 6:20 am

 

 

Como la mayoría de los pocos que todavía se interesan -o, aún más sorprendente, tienen confianza- por lo que diga, haga o deje de hacer y decir los que se empeñan en seguir llamando “MUD” o “Unidad”, nada ha resultado de la habladera en secreto en la tranquilidad de Santo Domingo. Quienes se presentan como “dirigentes de la MUD”, pero que no representan al ciudadano, dicen “que estemos tranquilos, lo peor que podemos hacer es improvisar y buscar soluciones fáciles que en lugar de ayudar a nuestro país lo que podemos traer es más confusión, crisis y desasosiego”.

 

 

 

Y lean bien lo que se afirmó: “tenemos en estos temas (hambre, comida, medicinas etc.) unos ‘acercamientos’ muy importantes que permitan tener este año un sistema electoral y unas elecciones que hagan que los venezolanos se expresen en total libertad, confianza y energía”.

 

 

 

Lo que siempre han dicho los dirigentes de la oposición apaciguada y negociante, nada nuevo. Lo diferente, por ejemplo, hubiera sido un CNE cambiado, expurgado y revisado de pies a cabeza, porque ya que la única salida que ven son las elecciones, al menos no vuelvan a caer en la misma tracalería que sacó por arte de magia 8 millones de electores el 30J, que sólo vieron los jefes oficialistas y la directiva del CNE -ni siquiera Smartmatic pudo verlos-, la misma artesanía del fraude que ya ha hecho trizas a los partidos que firman MUD en dos sospechosos procesos electorales regionales sucesivos. La misma tramposería con la cual cuenta Maduro para reelegirse este año como Presidente y heredero del supremo.

 

 

 

Se alega no querer improvisar en las conversaciones porque sólo traerían desconcierto, aprietos y ansiedad. ¿Más? ¿Y qué es lo que está pasando en las calles venezolanas desde diciembre? ¿A qué se deben las protestas, saqueos, presos, muertos y heridos? ¿Más zozobra y preocupación que juzgar a los reclamantes por una Ley del Odio escrita y firmada por la misma Constituyente que la MUD y camaradas afirmaron jamás se establecería?

 

 

 

Lo mínimo que se puede esperar es precisamente que no improvisen, porque el desastre venezolano es sobrada, desesperada y sangrientamente conocido, ¿o no se han dado cuenta? No deberían improvisar, y mucho menos continuar con las mismas frases rimbombantes que los han llevado a ir y venir entre Caracas y Santo Domingo, proporcionándole nuevas arrugas que correr, suministrando oxígeno adicional a una revolución socialista y popular que entiende lo social como control e indignidad y lo popular como simple adjetivo.

 

 

 

Afirman, quienes han perdido la calle, pueblo y vergüenza, que es “crucial cómo nosotros podemos construir soluciones al problema de las medicinas y alimentos”. O sea, lo están pensando, no lo saben. Muchos economistas y empresarios han aportado soluciones, planes concretos, ¿por qué no los consultan y escuchan? ¿O los quieren sólo para usarlos como banderas ocasionales?

 

 

Según señalan “hay un acercamiento” pero confiesan sin rubor, que hay “aspectos afortunadamente minoritarios” que impiden concretarlo, “una distancia que no nos permite alcanzar un acuerdo”. ¿Se dan cuenta a pesar de su formación, experiencia y capacidad lo que están reconociendo? En democracia hay que respetar la opinión de las minorías, cierto, pero también se aplica la decisión de las mayorías, ¿no creen que algo así habría que utilizar, que lo mayoritario es el hambre y el abandono que sufre la ciudadanía?

 

 

 

Lo malo es que el madurismo y la oposición cupular están ya de acuerdo en que lo prioritario es permanecer ellos, asegurar que unos no serán enjuiciados ni despojados de sus fortunas y otros conservarán sus privilegios. Quizás haya que discutir detalles, como la convivencia y cohabitación formalizada de la realidad que la Constituyente está actuando; que la Asamblea Nacional tiene la legitimidad de origen y micrófonos para hablar, pero nada más. Aspecto “minoritario” que tendrían que arreglar, no parecería difícil.

 

 

 

Lo peor es que insisten en bloquear las críticas, calificándolas de divisionistas y radicales, o como sus pares las consideran, traidoras y apátridas. Son obsesivos en errar que pueden negociar con la dictadura que juega a ganar tiempo y mantener el poder, banalizando la política, repulsando al exilio y desatendiendo al ciudadano, quien ya ni les cree ni espera nada de ambas cúpulas, un país que está sufriendo de convulsión inflacionaria, turbulencia y anarquía social, donde guardias nacionales están hasta los timbales. Porque en esta Venezuela de la MUD/PSUV lo realmente democrático y popular son el hambre y la desesperación. Pero, para algunos no hay apuro, estemos tranquilos, ármense de paciencia, tengan confianza, la conversa continua, el tiempo de Dios es perfecto.

 

 

 

¡Cuidado con la furia de un pueblo paciente!

 

 

@ArmandoMartini