La transición empezó y tiene Profeta
enero 26, 2017 12:39 pm

 

Es lugar común decir que Venezuela vive una crisis nunca vista, pero recordarlo siempre es necesario. En esta oportunidad, es menester observar los acontecimientos desde otro punto de vista no convencional. Han sucedido tantas cosas en estos últimos años, son tan evidentes las omisiones, errores de lado y lado, tan infantiles que parece un cuento bien planificado y mucho mejor ejecutado. Por eso debemos mantener abierta y muy activa la memoria, olvidar es casi un suicidio.

 

 

 

Quienes alguna vez manifestamos nuestro parecer sobre la posibilidad, incluso remota, de una transición, no estábamos tan equivocados, la transición la estamos viviendo. Sólo que no como la previmos e imaginamos. Aquello de que Maduro renunciaría, abandonaría, que se realizaría el referéndum revocatorio, la elección de la Nueva Asamblea lo sacaría, la confrontación peligrosa en las calles o hasta una siempre inconveniente, insurgencia militar. Ninguna de estas apreciaciones sucedió. El oficialismo arrebató y cercenó derechos, manipuló a placer la Constitución -conculco atribuciones legislativas- apoyándose en sentencias ¿expresamente pedidas u ordenadas? de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, cuyos integrantes, de manera impúdica, sumisa y en consecuencia cómplice, accedieron con regodeo legalista. Lo legal, indicaba un distinguido profesor de Derecho Constitucional, no siempre es legítimo, y viceversa.

 

 

 

La oposición –MUD- en diciembre de 2015, triunfó por abrumadora mayoría de una ciudadanía que le entregó el poder legislativo, -el mismo que años antes había dejado abandonado con una torpe propuesta de abstención masiva-, pero que durante 2016 desperdició y malbarató esa contundente fuerza popular en alharacas y no logró nada, se enredó, se engolosinó y todo quedó en amenazas e intercambio de insultos. Esa dirigencia opositora llamó a las calles y el ciudadano respondió con grandeza, entusiasmo, fe y esperanza, sólo para encontrarse seguidamente con el desconcierto de que, sin argumentos ni explicaciones, la misma dirigencia altoparlante fue dejando enfriar aquel fervor, perdiendo una magnífica oportunidad. Y el oficialismo no perdía oportunidad para continuar consolidándose, a pesar del rechazo ciudadano.

 

 

Tras aquella manifestación impresionante que inundó calles y avenidas, redes sociales, noticiarios audiovisuales y las primeras planas del mundo, bajó el volumen, la alegría y la esperanza se difuminaron en el aire como la neblina cuando sale el sol, y el régimen no sólo respiró aliviado, sino que retomó con tranquilidad su estrategia de devastación, a Maduro sólo le tocó ajustar tuercas y mecanismos internos de sus huestes, y adelantar nuevos pasos en el camino hacia el control total con las banderas y experiencias castro–comunistas. Dedicándose con el sosiego y confianza que da el triunfo, a establecer estrategia para boicotear, anular cualquier iniciativa opositora.

 

 

 

La Mesa de la Unidad Democrática generó una gran expectativa con el referéndum revocatorio y el único logro fue que quienes confiaron y creyeron, quedaran sin trabajo y ahora estén pasando pena y carestía. En un acto de obligación política, la MUD que era Asamblea Nacional se atrevió a declarar el abandono del cargo presidencial, sin resultado ni gloria, nadie le hizo caso, la Asamblea Nacional generaba titulares, pero no respeto. Y la Sala Constitucional continuaba sin descanso carcomiendo las bases del parlamento, declarado en desacato.

 

 

 

Para completar, cometió el error gravísimo e inexcusable, se sentó mansa, sin respaldo ni condiciones en la Mesa de Diálogo. No tenían preparación, objetivos claros, estaba dividida y sólo consiguió que unos cuantos amigos de los partidos, un puñado de presos políticos y algún acuerdo sotto voce salieran libres dejando a los auténticos en la cárcel. Es decir, a los pendejos de siempre, a los verdaderos héroes.

 

 

 

Transcurrió el año entre dimes y diretes, boberías, declaradera intranscendente, mentiras, ilusiones, agravios, improperios y sandeces, contradicciones e incongruencias y no lograron nada para quienes debían lograr algo, los ciudadanos. Prevalecieron egos, prepotencia de liderazgos, intereses ocultos de ambiciones y partidos. Nos referimos a algunas minorías de la MUD, pero también del PSUV, que sufre iguales síntomas, y en consecuencia, tiene la misma enfermedad, el síndrome da la prepotencia, sordera y autosuficiencia, mal que se resume en una corta convicción:

 
¡primero nosotros, después el país!

 

 

La última sentencia de la Sala Constitucional sobre aquello de la doble nacionalidad no sólo adultera y desnaturaliza la razón constitucional, sino que la viola con sevicia.¿Por qué lo hace? ¿Por qué tomar el riesgo? ¿Por qué semejante exceso? No ha sido una simple crueldad, es un nuevo e importante paso de obediencia, otro “escucho y obedezco” en la aplicación de un plan central. Mantener el poder a costa de todo. No es cuestión de poder ni política, es supervivencia.

 

 

La única explicación -no aceptación ni resignación- es que la transición tan deseada por la mayoría de los venezolanos comenzó, no como la queremos para bien el país, sino que empezó desde la mente castro oficialista que clava sin machacarse los dedos, la estrategia secreta, la de verdad. Tarek El Assami es la transición. Nicolás Maduro lo nombró Vicepresidente, es decir, relevo y sucesor automático, la Sala Constitucional eliminó obstáculos de nacionalidades dudosas y la Asamblea Nacional, al considerar y aprobar el abandono del cargo, lo ratificó y, peor aún, lo convalidó. ¡Hasta la transición arrebataron los maduristas!

 

 

En definitiva, el oficialismo confiscó cualquier iniciativa de la MUD para su beneficio y reforzó su estrategia. Parece inevitable, ineludible, será Tarek El Aissami. Muchos lo señalan de ser representante del terrorismo islámico, otros dicen que sus amigos y familiares son dueños de medios de comunicación en fin son muchas las incertidumbres que se le atribuyen a quien manejará, coordinará y dirigirá la transición. Que Alá nos proteja.

 

 

Armando Martini Pietri

@ArmandoMartini