La gente termina habituándose a buscar productos en el mercado informal…
La semana pasada conversamos sobre el caso de Erick, el jefe de una transnacional en Venezuela, a quien su casa matriz le pidió proyecciones para los próximos 5 años.
Aceptamos ayudarlo para una proyección de muy corto plazo, pero no lineal, sino a través de la técnica de escenarios. Concluimos que, para 12 meses, no se perciben grandes incertidumbres en términos del ingreso petrolero (aunque el bicho está cayendo), ni con respecto a la gobernabilidad del Presidente, que si bien también cae en popularidad, controla instituciones, plata y medios y ha dado más poder al sector militar, interesado en su estabilidad. Nos queda una sola incertidumbre que define escenarios: ¿Qué hará Maduro frente a la crisis?
Hay tres posibles respuestas. La primera es la más difícil de asimilar: que no pase nada. Que nos mantengamos en el «Status Quo». Que el gobierno, congelado por el miedo a los costos derivados de tomar medidas económicas racionales, decida mantener esta guerra, cuerpo a cuerpo, con cada problema que cree que puede aplastarlo, mientras deja realengo el resto de los incendios, hasta que los productos desaparecen o las empresas amenazan o cierran o los trabajadores explotan y entonces se voltea a atender ese problema puntual, dejando sin resolver el anterior.
En este escenario no hay medidas relevantes. No hay unificación cambiaria ni devaluación y las negociaciones de precios son bajo presión: si estás boqueando y vas a cerrar te suben un poco los precios para que sigas pedaleando y te amenazan con «tomar tus plantas» si te atreves a cerrar, aunque ese cierre se deba a que no te están pagando los dólares, ni permitiendo reconocer tus costos en los precios, ni te dejan reestructurar tu plantilla laboral a la nueva dimensión del negocio. La deuda de dividendos con la casa matriz no está en el mapa y la deuda comercial, por asignación de divisas que no te han pagado, se va negociando por pedacitos y te lanzan algún pellejo cuando piensan que estás de a tirito.
Las importaciones públicas se mantienen alrededor de la mitad del total de las importaciones del país, con un impacto terrible sobre la economía, toda vez que la eficiencia de un millón de dólares usados para importar alimentos desde el sector público, es apenas una cuarta parte de lo que produce el sector privado con la misma cantidad. Lejos de ahorrar con sus importaciones, el gobierno cuadruplica sus necesidades de divisas para abastecer el país, empeorando su situación financiera. El abastecimiento es malo e irregular, pero mantiene buenos negocios ilegales a su alrededor, lo que lo estabiliza y hace mas difícil atacarlo.
Parece entonces que algunos de mis amigos tienen razón cuando dicen que esto es «insostenible», pero la realidad es que con las divisas provenientes de la actividad petrolera, aunque sea más chica, el resultado final de este desbarajuste es una primitivización paulatina del país, estilo rana hervida, pero no un colapso. La gente, que se supone enfurecida, termina habituándose a buscar productos en el mercado informal o hacer colas en un Mercal para hacer negocios de buhonero o contrabando o recibir una mercancía a precio bajo que piensa que de otra manera nunca podría comprar.
Los mismos panas que hoy escriben de la «insostenibilidad», le daban poco tiempo a Chávez en el poder y han descrito varias explosiones que nunca ocurrieron. Algún día podrían tener razón, el rollo es saber cuándo. Pero es obvio que este es un escenario malo y más temprano o más tarde, podría migrar a la izquierda a la derecha: la radicalización o el ajuste racional encubierto. De estos dos escenarios alternativos hablaremos a Erick (y a ustedes) la próxima semana.
luisvleon@gmail.com
@luisvicenteleon
