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La solución, en la Constitución

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La solución, en la Constitución

Esta es la crisis más grave, por extensa y profunda, de toda la Historia de Venezuela. Nunca antes tantos habían sufrido tanto, porque a esta crisis no se le escapa nada ni nadie.

 

 

 

En un país cuya inflación no solo es la más alta del mundo, sino que el año pasado casi triplicó la del Sudán del Sur que ocupó el segundo lugar; que se estima que entre 2013 y 2016 alcanza un acumulado de 2.940%, y que en 2017 el gobierno parece más interesado en alimentar la subida de los precios que en detenerla, no hay salario que aguante ni plan de inversiones posible. ¿Qué trabajador, profesional o empresario puede considerarse a salvo de esta crisis sin comparación?

 

 

 
En un país con niveles de impunidad superiores al 90%, casi ningún delito se castiga, donde en 2016 hubo 28.479 muertes violentas, seis veces más que en 1998. En 2015, con cifras menores a ésta, por cada cien mil habitantes moría violentamente el doble de quienes lo hacían en Colombia, el triple que en Brasil y cuatro veces lo que en México. ¿Quién puede sentirse seguro?

 

 

 

En un país donde el paludismo había sido erradicado con las campañas antimaláricas desde 1945, hubo más de 350.000 casos en 2016, “Se salió de la selva” dijo el diario zuliano Panorama en junio pasado, y es para el eminente Dr. José Félix Oletta, un problema de salud pública “por la escasez de medicamentos para tratarla”. Hay otros ejemplos de endemias, pero la escasez de medicamentos es generalizada, y afecta a 872 fármacos esenciales. La mortalidad infantil aumenta y en su causalidad se indica la desnutrición. La mayoría de los gastos médicos deben ser asumidos por los ciudadanos. Más de la mitad no tiene ningún plan de seguro que cubra la salud. La inflación ha devorado la cobertura de las pólizas de seguro. ¿Quién puede sentir su salud libre de peligros?

 

 

 

Unos trazos gruesos bastan para retratar la crisis venezolana. La que están sufriendo venezolanos de carne y hueso. Mujeres y niños, hombres y ancianos que no lo merecen.

 

 

 

La solución de esa crisis, que es el deber de la política, está en la Constitución.

 

 

 

La solución está en la Constitución. En la amplia carta de Derechos civiles y políticos, sociales, culturales y educativos, económicos, de los pueblos indígenas y ambientales que no se están respetando. En la distribución del Poder Público en Municipal, Estadal y Nacional, de un Estado Federal y Descentralizado que tampoco se está respetando. En la división del Poder Público Nacional en funciones separadas y complementarias, que tampoco se está respetando, por un grupo que se cree propietario absoluto de un poder que, no olvidemos, es del pueblo y debe ejercerse con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

 

 

 

Entre los derechos políticos que son la esencia de la salud constitucional, porque son el aire que respira la democracia, está el voto libre de los ciudadanos. Del pueblo, titular de la soberanía. No pueden los gobernantes de una democracia, so pena de perder su legitimidad, en secuestradores del derecho del pueblo venezolano.

 

 

 

La Constitución, que nuestros gobernantes y representantes juraron cumplir y hacer cumplir, tiene que ser respetada, acatada. De verdad. Con serena firmeza, con absoluta humildad republicana, nuestro reclamo es una petición sencilla y clara. Que se cumpla la Constitución. ¡Que se escuche la voz del pueblo!

 

 

Ramón Guillermo Aveledo

 

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