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La Riqueza Súbita

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La Riqueza Súbita

 
La riqueza súbita llega de varias maneras. Puede ser un golpe de suerte ganando el premio gordo en la lotería; puede ser el resultado de una guerra como ocurrió con el alza del precio del petróleo en 1973 o puede presentarse victoriosa después de un proceso electoral como el ocurrido el 6D.

 

 

Lo que debe quedar claro que frente a cualquiera de estos eventos la riqueza debe administrarse con criterio austero. Los venezolanos no lo hicimos con el petróleo, todo lo contrario nos convertimos en sauditas tropicales representado exquisitamente con el “ta barato” dame dos, que aplica tanto a pueblo como a gobernantes. Pues bien, el triunfo alcanzado en las elecciones parlamentarias debe ponerse al servicio de los más necesitados: de los que no obtienen ingresos suficientes para alimentarse o vestirse como Dios manda; para los que sufren prisión injusta separados de sus familias;  para los que son perseguidos y humillados: los que han sido  han separados de sus cargos por no compartir una ideología o los que han debido emigrar en busca de seguridad y oportunidades; para los jóvenes cargados de conocimientos y esperanzas con un futuro incierto.

 

 

El evangelio de hoy domingo relata las respuestas de Juan Bautista a quienes se acercaban en busca de orientación y consuelo: Él les respondía: “El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto”.

 
Algunos publicanos vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: “Maestro, ¿qué debemos hacer?”. Él les respondió: “No exijan más de lo estipulado”.  A su vez, unos soldados le preguntaron: “Y nosotros, ¿qué debemos hacer?”. Juan les respondió: “No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo”.

 

 

En la víspera de Reyes el país inaugura un nuevo poder legislativo que tiene por delante una tarea titánica en materia legislativa y en cuanto a exigir a los gobernantes de turno rendición de cuentas de cómo han administrado los recursos de la Nación. Sin exigencias  exageradas en las interpelaciones pero con firmeza en los reclamos y penas que correspondan.

 

 

Esta nueva Asamblea debe dedicarse con premura y claridad de propósito a satisfacer los deseos de cambio manifestados por la gran mayoría de los venezolanos. Una responsabilidad que requiere una unidad inquebrantable entre el pueblo y sus representantes electos independiente del bando que sean. Los que quieran continuar con la confrontación peor para ellos.

 

 

El Presidente Maduro y su equipo de gobierno no están brindando un ejemplo edificante. En claro reconcomio siguen aferrados a los privilegios ostentados durante estos dieciséis años para lo cual siguen defendiendo un sistema fracasado y han osado acusar al pueblo de traidores y mal gradecidos. No obstante lo anterior la sensatez recomienda no gastar pólvora en zamuros como afirma la sabiduría de los cazadores. Déjenlos con sus desplantes y majaderías abandonados por su propia militancia. Los triunfadores no deben perder el tiempo en revocatorios o constituyentes que nos alejan de lo prioritario.

 

 

Las nuevas autoridades del Parlamento deben cuidarse de actuar con la desfachatez de la vieja asamblea socialista. Por supuesto que ello no significa aceptar agravios, ofensas y ataques a la integridad personal. La mano que sirvió como símbolo en la contienda electoral debe seguir extendida para todos los que deseen incorporarse a trabajar sin distingos por el pueblo venezolano. Ahora bien, debe saber cerrase y convertirse en puño para repeler a los atacantes en defensa propia.

 

 

Juan Antonio Muller

Juaamilq249@cantv.net

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