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La política es más difícil

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La política es más difícil

Cuando las tropas aliadas comandadas por Montgomery triunfaron en El Alamein, fue inmensa la alegría en Londres. Hacía falta una buena noticia en la vieja capital bombardeada sin piedad. Sin embargo, Churchill declaró, en discurso ante el Alcalde de la ciudad, “Este no es el fin, ni siquiera el comienzo del fin. Es, quizás, el fin del principio”.

 

 

Aquella victoria en el Norte de África a fines de octubre de 1942 era muy importante. Prácticamente decidía el control de ese continente y abría la puerta para entrar a Europa. Pero de allí a mayo de 1945 y el final de le guerra, transcurriría un período largo y doloroso. La conocida frase churchilliana, no solo es una gema de su antológica oratoria, sino una aseveración bastante realista. El optimista invencible que era, jamás se rindió ante las dificultades y perseveró cuando otros titubeaban, no quiso ser triunfalista. Hizo bien. Entre nosotros hay un dicho, “No dormirse en los laureles”

 

 
El 6 de junio de 1944 fue el “Día D”, el del desembarco en Normandía, al Norte de la Francia ocupada por los Nazis. Abundan las películas que muestran aquella gigantesca operación. Es clásica la imagen del mar poblado de buques en lento avance, el cielo de aviones y los paracaidistas cayendo en medio de la noche. Pero solo en agosto se pudo lograr la Liberación de París. Pisar tierra firme europea era de una enorme trascendencia, pero la Guerra no estaba decidida.

 

 

Con el desarrollo de las acciones militares que iban dando fisonomía al resultado de la II Guerra Mundial, harían falta acuerdos y decisiones políticas. Los líderes aliados se reunieron en Yalta en febrero de 1945. Eden se queja en su Diario de que Roosevelt y Churchill se sentaron con Stalin sin convenir previamente qué iban a discutir y cómo iban a abordar los temas. ¿Insólito? Sí, pero verdadero. ¿Cuánto pesó en que los pueblos de Europa central y oriental lo pagaran tan caro?
El 2 de mayo cae Berlín y el 7 se rinde el régimen Nacional Socialista. Hasta agosto habría que luchar para derrotar al Imperio del Sol Naciente, cuya rendición se firmó en septiembre. Una cosa es desembarcar en Normandía, otra tomar la capital del Reich y otra vencer al Eje Nazi-Fascista. Eso fue en la guerra. La política es más difícil, porque consiste en alcanzar objetivos sin violencia o en limpiar el reguero que esta deja.

 

 

Ramón Guillermo Aveledo

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