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La historia desde el disparo

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La historia desde el disparo

 

¿Cómo podemos catalogar a un gobierno que permite que mueran cuarenta y seis venezolanos que salieron a manifestar de manera pacífica y sin armas? ¿Qué además lanza gas lacrimógeno frente a una clínica de ciegos y un hospital de niños? En definitiva, estamos en presencia de órganos de seguridad irracionales. Con ellos aparecen los colectivos del terror. Son máquinas que no tienen compasión. Les lavaron el cerebro con la pólvora que termina aniquilando a venezolanos, pero que también cobró su primera víctima en sus almas huérfanas de afecto. Responden como ejército a las órdenes de unos superiores perversos, su desmesura rompió los diques de cualquier gesto compasivo. Tienen que colocarse una máscara -es tan podrido lo que hacen- que exponerse a la luz es correr el riesgo de quedar como momias disecadas. Actúan creyendo que sus actividades son bendecidas por las deidades revolucionarias, no comprenden que dichas acciones enlutan a un país agobiado por una severa crisis; y que de paso tiene que vivir enterrando a sus hijos. Es la eterna historia de la violencia que como el viento no sabemos hasta dónde puede llegar. Se va perdiendo el respeto por la vida ajena. Hasta que se deslizan por un tobogán hacia el inframundo retorcido de seres, que perdieron la oportunidad de ser individuos productivos. Hombres y mujeres de bien al servicio de la sociedad venezolana.

 

 

 

En la medida en que crece su cuestionamiento social se hacen más peligrosos, son la fiera herida que solo sabe atacar aún en las condiciones menos favorables. Es un error creer que son cuerpos improvisados. Fueron entrenados en Cuba bajo la atenta mirada de una dictadura comunista que es la tutora de esta. Desde hace dieciocho años envían grupos a la isla a recibir entrenamiento militar y preparación ideológica. Fue la misma instrucción que recibió Nicolás Maduro cuando viajó a Cuba en la década del ochenta para entrar en una escuela de formación política, en donde obtuvo herramientas necesarias para impulsar al totalitarismo en nuestra patria. Se dice que primero lo conocieron a él que ha Hugo Chávez, por eso lo impusieron ante la pretensión hereditaria que buscaba Diosdado Cabello, desde el mismo momento cuando se enteró de que este estaba desahuciado. En el viaje por el retorcido camino hacia el totalitarismo le fueron dando a sus grupos de choque otras experiencias. Sumaron la experticia de las FARC como grupo armado. Al instalarse aquí sus principales líderes la conexión fue instantánea. Solo que en Venezuela entendieron que ante la popularidad de Chávez, era fundamental obtener los elementos del barrio. Fue así como ciudadanos de dudosa conducta terminaron como escuadrones del régimen. Pero se enfrentaban a la disyuntiva entre la lucha ideológica o la permanente actitud delictiva del personal, al final consistieron que lo importante era que defendieran la revolución al precio que fuere, que su parte como bandidos comunes era algo que estaba instalado en su ADN. Con la presencia del terrorismo islámico y su vinculación con el narcotráfico desarrollaron la frialdad. El disparo seco sin ningún tipo de rubor, ya no solo mantenía su herencia criminal, sino que incorporaban otros insumos traídos por las diversas conexiones del gobierno con facciones terroristas. Son tan importantes estos grupos que muchas veces los cuerpos de seguridad del Estado se muestran supeditados a las órdenes que emanan de estos colectivos. Frente a estos elementos los demócratas estamos llamados a construir un país en donde la violencia sea un capítulo cerrado…

 

 

 

Alexander Cambero

@alecambero

alexandercambero@hotmail.com

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