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La guerra de Maduro

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La guerra de Maduro

 

La hipótesis de guerra en Venezuela, manejada por los militares de Maduro y su mando político, es que viene una invasión de fuerzas combinadas de Estados Unidos, Colombia y de grupos venezolanos perseguidos por el régimen y que se encuentran en el exterior. Esta idea se ve reforzada con la que hay en la mayoría del país según la cual, sin ayuda militar externa, no se podrá conquistar la libertad y, por tanto, la invasión es deseable y casi inevitable.

 

 

Esta tesis se acompaña habitualmente con el concepto que afirma que si entra una fuerza liberadora desde el exterior, por Occidente llegarían sin dificultad hasta La Rinconada y por Oriente no se frenarían sino en La Urbina. Tal percepción obedece a la debacle institucional de la Fuerza Armada y a la chatarra en que se han convertido sus jefes y sus equipos; siendo este descalabro tan cierto como evidente.

 

 

Sin embargo, si sabemos que no hay posibilidades políticas de una invasión con tropas de infantería por el costo humano y material que significaría para todos los países envueltos, y dadas las determinaciones domésticas en los países más solidarios con la causa de la libertad en Venezuela, cabe preguntarse cuál es la realidad de una posible conflagración militar.
Tengo la impresión de que quien va a provocar el conflicto es Maduro. Antes diré que la posibilidad de una acción exitosa y rápida político-militar externa de apoyo a la causa de la democracia solo sería posible con un movimiento interno unido y que comprendiera esa intervención como parte de su propia lucha. Sin embargo, lo que ha habido en las semanas y meses recientes es un desleimiento por la vía del diálogo noruego, de las increíbles maniobras para una elección perversa que tenga como contendores a Maduro y a Guaidó, y la irrupción por los flancos de los nuevos dialogantes, presentados como los del género de los que “sí obtienen resultados”.

 

 

No parece viable en el corto plazo una acción militar externa autónoma. Pero el conflicto armado no está descartado sino que incrementa su probabilidad. Sostengo que el régimen está convencido de su inevitabilidad y por esta razón lo puede provocar a su ritmo, a su tiempo.

 

 

Maduro dispone de algunos equipos de artillería, blindados, aéreos y navales, que pueden provocar su guerra y obligar a una respuesta en el vecindario, con el apoyo de Estados Unidos, lo que lo llevaría en sus delirios a “vietnamizar” el país, con grupos de combate civiles y militares independientes, destinados a hostigar y someter “al invasor” cuya presencia habría provocado previamente.

 

 

Sé que todo suena loco. Sin embargo, no olvidemos que los delirios infundados provocan conflagraciones. Lo que no calcula Maduro es que el inicio de la aplicación del TIAR acordado esta semana sin excluir la acción militar le puede pulverizar su estrategia.

 

 

 Carlos Blanco 

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