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La expropiación de la dignidad

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La expropiación de la dignidad

“¿Y ese edificio que está allí, el de la esquina?”. A esta pregunta imperiosa del sátrapa algún acólito tembloroso balbuceaba una respuesta. Y el sátrapa exclamaba, con aire de Nerón: “Exprópiese!”. Este acto arbitrario de poder era seguido de grandes aplausos de los chavistas que lo seguían, anhelante de alguna limosna del todo poderoso.

 

 

 

La expropiación imperial se convirtió en una de las características más odiosas y dañinas de la etapa chavista. Por esa vía arbitraria se arruinaron muchos empresarios venezolanos y se enriquecieron muchos secuaces del fallecido sátrapa. Las pérdidas materiales debido a esta práctica han sido cuantiosas. Miles de empresas han desaparecido. La industria, el comercio y los servicios se han visto diezmados por la funesta práctica del tirano fuera de control. El país que apuntaba hacia el desarrollo en el siglo anterior se vino abajo, en total colapso, debido a la ineptitud de lo que comenzó como petro-régimen y se ha transformado en un narco-régimen.

 

 

 

La pérdida material derivada de las expropiaciones, con todo y lo cuantiosa, no ha sido lo peor que le ha ocurrido a Venezuela. Lo peor ha sido la expropiación de la dignidad. La Venezuela en la cual nací era un país de gente honorable, de gente digna, de gente de valores. La Venezuela que dejaré será un país de medio pelo, de corruptos e ineptos en control del poder político, de gente sumisa esperando dádivas y de mucha gente talentosa y educada plegada, por cobardía o por conveniencia, a la mediocridad que hoy manda en el país.

 

 

 

Chávez logró expropiar la dignidad de millones de venezolanos. Y Maduro ha completado la faena diabólica utilizando el cerco de hambre, hasta en contra de sus propios seguidores, quienes tarde han llegado a comprender que no era su liberación la que buscaban los chavistas sino su total adhesión a través de la esclavitud.

 

 

Por supuesto que todavía hay admirables e importantes grupos que resisten esa degradación pero el país luce hoy inerme frente a la barbarie. El efecto neto es el de un país esclavo, gran masa que espera la bolsa de comida y el pernil navideño, arrodillado frente a la tiranía, en posición de total sumisión frente al narco-régimen. Ese país no se levanta ya. El impulso liberador tendrá que venir desde afuera.

 

 

 

El principal apoyo del régimen es la Fuerza Armada, en cuyo seno hay criminales activos y cómplices quienes guardan silencio y aceptan que se lleve a cabo el crimen frente a sus ojos. Es un silencio pagado con privilegios a los cuales el resto de la masa venezolana hambrienta y enferma no tiene acceso.

 

 

 

La expropiación de la dignidad es el golpe de gracia que se le ha dado a Venezuela. Un país puede ser derrotado en la guerra pero tendrá la satisfacción de haber peleado. Pero, ¿Qué satisfacción puede tener la Venezuela de esta época, invadida sin resistencia por las huestes de los hermanos Castro, quienes controlan las tareas estratégicas esenciales del gobierno? ¿Qué satisfacción podemos tener si el petróleo está en manos de China y Rusia? ¿Qué satisfacción podemos sentir si el país está en el foso de todos los índices económicos y sociales del planeta, sin que esta tragedia haya generado una masiva rebelión ciudadana?

 

 

 

Claro que hay venezolanos dignos. Pero están presos o perseguidos, dentro y fuera del país fuera del país. Parte del llamado liderazgo se ha transado con el régimen. Por cada Leopoldo López hay tres Henri Falcón. Por cada Antonio Ledezma, quien logró escapar con su dignidad intacta hay tres “opositores” prostituidos y comiendo completo. Por cada María Corina hay un Timoteo Zambrano o un Eduardo Semtei, prestos a colaborar con el régimen a fin de obtener migajas de poder.

 

 

 

El siguiente ejemplo de degradante sumisión es ilustrativo de la pérdida de dignidad que abunda hoy en el panorama político venezolano. El Sr. Enrique Márquez, de Un Nuevo Tiempo (Rosales), declara, ver que la MUD podría “ayudar al régimen” a que se levanten las sanciones internacionales en su contra y la MUD podría coexistir con la Asamblea nacional Constituyente, si se llegan a acuerdosen la república Dominicana.

 

 

 

La expropiación de la dignidad es lo peor que le ha sucedido a Venezuela porque ella no se puede recuperar tan fácilmente como la expropiación material. Se necesitará una generación nueva, incontaminada, para lograr que Venezuela renazca de sus cenizas espirituales.

 

 

Gustavo Coronel

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