La estrategia del régimen, sembrar desesperanza

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La estrategia del régimen, sembrar desesperanza

 

Las “victorias” de la dictadura saben a todo menos a gloria.

 

 

 

De la llamada “revolución victoriosa” que celebraba bañada de pueblo cada paso avanzado frente a sus adversarios, pasamos al sin sabor de la “victoria” arrebatada, esa que se impone con plomo y sangre. Es por eso que ni ellos mismos son capaces de creerse ganadores, por más que nos lo hagan creer. Porque hay que tenerlo muy claro, uno de los frentes de la dictadura es aplastar al oponente, pero otro muy importante no se juega en la calle, sino en la psiquis de cada venezolano. Una de las campañas más importantes para el régimen es la desmoralización.

 

 

No es que les cueste matar, pero si pueden ahorrarse unas cuentas balas haciéndole creer a miles que todo está perdido y que no vale la pena seguir luchando, les saldría mucho más barato y se habrán impuesto a usted, no esta vez con el poder de las armas, sino con el poder de manipulación.

 

 

Aunque hagan casi todo mal, hay que reconocer que son expertos en manipular mentes y un contexto como el nuestro donde al más fuerte se le quiebra el espíritu no es cosa complicada. Solo hay que pensar en quien pasa días sin agua, sin luz, pero que también tiene años sin seguridad, sin justicia, sin derechos. El estado anímico de millones es vulnerable, susceptible de recaer, de sumergirse en la desesperanza.

 

 

Estos sistemas totalitarios buscan que el ser humano se convierta en un guiñapo, que tras años de tanta humillación y control termina convencido que no hay nada que hacer. Es importante que también como un acto de rebeldía creemos anticuerpos contra la desesperanza, no depositando nuestra confianza en un tercero, sino confiando en nosotros mismos.

 

 

Mientras ellos celebran que millones morirán por no recibir ayuda humanitaria, celebran porque sus grupos de exterminio siembran terror y derraman la sangre de todo aquel que se atreva a protestar, celebran porque secuestran, torturan y persiguen a quienes ven como una amenaza, lo que debemos ver más allá de sus sonrisas de hienas es que nunca antes estuvieron tan débiles ni tan aislados y nosotros nunca antes estuvimos tan cerca y con tanto apoyo internacional.

 

 

Eso no significa que vayamos ganando, porque para ganar toca seguir luchando, ellos apuestan a que esto se agote, a que crezca el desencanto y nos internemos en nuestras casas a esperar la muerte llegar. La respuesta debe ser contundente: aquí nadie se rinde. Solo así lograremos lo que todo anhelamos: una Venezuela libre y en democracia.

 

 

@BrianFincheltub

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