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La entrevista que incomodó al régimen;

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La entrevista que incomodó al régimen;

 

Era un viernes del mes de junio de 2014. Exactamente 20 de junio. En su programa de la mañana, por el Circuito Éxitos Unión Radio (99.9 FM), César Miguel presentaba su sección “Mucho gusto” en donde hacía que se conocieran en franca conversación la periodista Vanessa Davies —directora del diario gubernamental El Correo del Orinoco— y el locutor-animador Luis Chataing —recién había salido del aire su programa “Chataing TV” por Televén. La conversación, a veces entrevista y diálogo entre ambos invitados, transcurrió de manera amable y amena. La periodista Vanessa Davies estaba, si no indignada, nada de acuerdo con lo que había ocurrido con el programa de Chataing el cual le resultaba incómodo al canal porque le era molesto al Gobierno. Vanessa Davies fue muy racional y enfática defendiendo el derecho a comunicar que tenía el animador. De inmediato, César hizo una pregunta a la periodista sobre el tema del derecho a la comunicación y utilizó el vocablo régimen para caracterizar al Gobierno. La periodista reaccionó incómoda y enérgica diciendo que no estábamos en presencia de un régimen, que el término era políticamente peyorativo para referirse a un Gobierno que había sido electo democráticamente.

 

 

¿Por qué esa reacción, esa incomodidad política? Aclaremos. La ciencia política nos dice que el concepto de régimen es un término que implica forma de gobierno. En tal sentido habrá regímenes democráticos, monárquicos, republicanos, socialdemócratas, democristianos… Pero en la actualidad, por encima de esa caracterización, se emplea la palabra régimen para significar un poder hegemónico que aspira, muchas veces sin decirlo expresamente, a perpetuarse en el poder traspasándolo, después de un buen tiempo, a otro del mismo grupo. Un gobierno democrático tiene como rasgo esencial la división de poderes y su respeto, no así en los regímenes pues los poderes confluyen en una única persona, o en un grupo, o en el partido.

 

 

La palabra régimen evoca al fascismo, al comunismo, al militarismo… En esas formas de gobierno el régimen necesita siempre la identificación del Estado con el partido o con el grupo que detenta el poder. Así, vamos poco a poco traspasando la delgada línea para llegar a un régimen autoritario y hasta totalitario.

 

 

II
Régimen totalitario y autoritarismo comunicacional

 

 

Entendimos la incomodidad de la periodista Davies. El no querer reconocer, vista toda la sucesión de hechos que se han dado a lo largo de todo este tiempo, que tenemos en Venezuela un régimen totalitario de hecho, como diría Umberto Eco.

 

 

En el Gobierno, desde hace ya un buen rato, está presente la política de controlar todas las fuentes de información, lo que implica no solo contar con una plataforma jurídica que limita, intimida y genera autocensura, sino que además, poco a poco, ha ido creando una estructura de medios que impone un régimen comunicativo con formas de comunicación e información que moldean el imaginario del ciudadano intentando generar identificación y control social sobre la sociedad. Asimismo, a través de lo que los abogados llaman poder punitivo, se trata de prevenir y de aplicar una pena a aquellos que intentan escaparse del molde que se quiere imponer.

 

 

Estamos en presencia, aquí y ahora, de un autoritarismo comunicacional. Para este proceso, caracterizado por sus actuaciones y políticas impuestas de claro cuño autoritario y totalitario, el campo de la comunicación es un lugar de la política. A lo largo de todos estos ya dieciséis años, ahora con mayor énfasis, el poder ha tenido y tiene claridad sobre la importancia estratégica de la información, es así que ha instaurado todo un proceso de resemantización de conceptos como libertad de expresión, información veraz, equilibrio informativo, libertad de comunicar, sobre la manera de hacer periodismo, acerca de la ética periodística… como objetivos propuestos por la ideología autoritaria-totalitaria que caracteriza al régimen.

 

 

III

 
César Miguel Rondón, el periodismo y el Estado policía

 

Lo que ya todos sabemos: el 22 de septiembre el alcalde de Cúcuta, Donamaris Ramírez, fue entrevistado por el periodista César Miguel Rondón por la 99.9 FM (Unión Radio). Habló sobre la crisis de la frontera, acerca de la decisión del Gobierno venezolano de cerrarla, de los atropellos cometidos por la Guardia Nacional Bolivariana al incursionar recientemente en territorio colombiano e iniciar un incendio forestal. En definitiva, manifestó conceptos polémicos contra el presidente Nicolás Maduro, la Guardia Nacional y el Estado venezolano.

 

 

La Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) emitió un comunicado del Directorio de Responsabilidad Social en Radio y Televisión dirigido a César Miguel, en donde pone en entredicho la ética del periodista, su ejercicio periodístico como entrevistador y su falta de equilibrio y veracidad. Conatel argumenta que el periodista “guardó un vergonzoso silencio, que hace presumir su completa adhesión a las infamias proferidas por el alcalde de Cúcuta contra Venezuela”.

 

 

La interpretación jurídica de dicho comunicado público es clara y no admite dudas según lo expresa el jurista José Ignacio Hernández en Prodavinci “César Miguel Rondón y la peligrosa interpretación del silencio”. El tema es político, no solamente jurídico. Para este régimen, como para todos los regímenes totalitarios, los medios —por ende la información que por ellos circula— deben pensarse como armas políticas sometidas al control de la razón del Estado; armas políticas que deben acallar toda voz crítica y plural. Pensamiento único, ni más ni menos. Tenemos en las manos el libro de César —Despierta Venezuela. Conversaciones con César Miguel Rondón— que desnuda ese fantasma: “El pensamiento único es pensamiento único y cada día va a querer ser más único por miedo. Ese eel problema de las mentes cerradas que no pueden aceptar la novedad, que le tienen miedo a lo distinto, y en ese pensamiento único está su condena…”

 

 

El comunicado hace apreciaciones sobre lo que debe ser el periodismo y dice que este tiene que ser veraz, ético y equilibrado. Apreciaciones que no se cumplen de ninguna manera en los medios gubernamentales, ni en sus periodistas. Pero ese es otro tema. El referido comunicado expresa cuál debe ser el rol del periodista-entrevistador al que califica como “irresponsable y éticamente reprochable” por su actitud al no preguntar por las pruebas que avalan las declaraciones del alcalde de Cúcuta. ¿De ahora en adelante los periodistas tendremos que pedirle al entrevistado que nos enseñe, que nos presente pruebas? ¿Tendremos que pedirle qué debe opinar o qué no? La entrevista, como género periodístico, es un diálogo donde el periodista formula preguntas en busca de una información sin interferir en las respuestas. Es más, hay quienes afirman que el interlocutor no debe juzgar ni opinar abiertamente. El periodista Nelson Hippolyte apunta que en sus entrevistas “los personajes se expresan como quieren, con sus palabras fuertes y cotidianas, tartamudeos y dudas, silencios”.

 

 

Una vez más. Estamos ante una cultura autoritaria que se enfrenta a una cultura democrática. El comunicado es un buen ejemplo de esa cultura autoritaria. Los términos allí expuestos son el fiel reflejo de un imaginario cultural que representa a un Estado policía en “donde priva la voluntad de la élite que detenta el poder, por lo que el sometimiento a la ley estará condicionado a sus intereses y necesidades”. Esto es propio de un régimen autoritario.

 

 

En cuanto a lo de la nacionalidad no hay mucho más que decir. El mismo César lo aclara en el editorial de su programa del día 24: “Porque en estos tiempos absurdos, crueles, oscuros, injustos, terribles y miserables que vivimos hay que aclarar lo que está claro. Yo soy venezolano por nacimiento. Lo garantizan la Constitución Bolivariana de Venezuela y mi vida misma”.

 

 

Lo único cierto del comunicado es el párrafo que arranca diciendo: “(…)en un momento tan delicado para la Nación(…)”. Vaya que sí lo es, pero no por lo que sostiene el régimen, sino por lo que sufrimos todos los venezolanos: desabastecimiento como nunca antes; inseguridad y delincuencia como nunca antes; pobreza creciente como nunca antes; corrupción y derroche de los dineros públicos como nunca antes; miedo, rabia, frustración y desespero como nunca antes; éxodo de familias enteras y jóvenes buscando mejores horizontes como nunca antes… Todo esto es lo que denuncian los periodistas y como nos expresa César Miguel: “Todo periodista lamentablemente estorba siempre. El mismo hecho de entrevistar ya es una perturbación de la cotidianidad”.

 

 

Pues bien, quiero cerrar estas líneas de solidaridad con mi amigo César Miguel Rondón con la respuesta que da a la periodista en el libro Despierta Venezuela… cuando ella le pregunta por el “pa´lante, pa´lante” de una canción de Maelo, y César responde: “Es que ese es el lema, ese es el lema. Esa es la mejor frase de estímulo que yo haya oído jamás. Cuando las cosas están duras, coño, pa´lante, pa´lante como un elefante”. ¡Así será César!

 

Marcelino Bisbal

 

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