La crisis de salud entra en escena
septiembre 27, 2014 6:32 am

Si fuese cierta la existencia de la llamada «guerra bacteriológica» promovida por factores opositores, habría que reconocerle a esos grupos su eficacia en tan compleja tarea dada la magnitud de la crisis de salud que vive el país.

 

Aunque el Gobierno solo ha reconocido 1.700 casos de chikungunya, integrantes de la Academia Nacional de Medicina, Red de Sociedades Médicas y el Instituto de Medicina Tropical, estiman entre 65 mil y 125 mil casos. Si le agregamos los afectados por dengue, malaria y otras enfermedades transmitidas por insectos, se puede entender por qué las emergencias en todo el país están congestionadas de pacientes.

 

Nadie ha tomado en serio esa nueva «guerra» ideada quien sabe en cual laboratorio o sala situacional. La puesta en escena incluye a «expertos cubanos» traídos para combatirla, pero nadie repara en su presencia, en quiénes son, cuál es su especialidad o en cuantas guerras similares han combatido.

 

Lo cierto es que, a pesar de que se intenten ocultar o minimizar los problemas de salud, allanen o pongan tras las rejas a quienes tienen el deber de alertar de la situación, los afectados aumentan.

 

Al grave problema de la escasez de medicinas (atribuida al contrabando y la guerra económica) al de insumos y la infraestructura hospitalaria, se agrega ahora las epidemias que están en puerta.

 

Pero la verdad es que en Venezuela, en los últimos diez años, numerosas enfermedades que se mantenían controladas han reaparecido, ya no por guerras bacteriológicas, sino por malas políticas de salud y abandono de programas que en tiempos pasados fueron eficientes.

 

Por ejemplo la malaria ha ido en aumento a partir del año 2001. De un promedio entre 10 y 25 mil casos en años anteriores, en 2004 se llega a 45 mil, en 2010 vuelven a registrarse más de 45 mil casos y en 2012 sube a 51 mil, siendo el registro más elevado en 22 años. «Venezuela, de acuerdo con el informe Mundial de Malaria 2012, sigue siendo uno de los pocos países del Continente Americano que ha retrocedido en la lucha contra esa enfermedad», cita José Curiel en su libro: «Del Pacto de Punto Fijo al Pacto de la Habana».

 

Sobre el chikungunya se ha conocido que en ciertos centros públicos de salud y laboratorios, evitan hacer el diagnóstico sobre esa enfermedad.

 

Ocupados en temas políticos y en actividades distintas a la atención ciudadana como la salud y la prevención, los organismos del Estado han ido abandonando las tareas referidas a las campañas de fumigación, limpieza, tratamiento de la basura en las ciudades y zonas rurales.

 

La verdadera guerra que Maduro está perdiendo no es frente a opositores que fabrican guerras para sacarlo del poder. Es la de un modelo cerrado del que ha sido parte y ha hecho retroceder al país en todos los ámbitos. La crisis en salud se agrega para complicar el cuadro de deterioro del país.

 

 Francisco Olivares

 @folivares10