logo azul

Julio Borges, ese incomprendido

Categorías

Opiniones

Julio Borges, ese incomprendido

 

Julio Borges es el mejor ejemplo de que las turbas siguen a quienes las deslumbran y no a quienes las iluminan. He seguido su trayectoria desde que era un joven abogado que conducía por RCTV el programa “Justicia para todos”. Quise saber más de él y supe de su interés en despartidizar la justicia, cosa que me interesó. En un país donde la justicia tiene precio, cualquier cosa puede pasar. Y no se equivocó el joven abogado a la luz de lo que estamos viviendo hoy, cuando el presidente del máximo tribunal de justicia es un individuo con prontuario.

 

 

 

Indagué aún más y encontré que había estudiado en la UCAB, Boston College y Oxford, un currículum envidiable en cualquier parte del mundo. Un joven bien preparado que quería dedicarse a la política era una rara avis en Venezuela, de manera que decidí seguirle la pista. Vi cómo de su asociación civil que formaba parte de la Alianza Social por la Justicia nació el partido Primero Justicia, hecho que aplaudí. Las democracias sanas se mantienen por los partidos políticos y era un hecho en aquellos años que los partidos políticos en Venezuela necesitaban renovarse y adecentarse. A nadie le es ajeno que aquellos polvos trajeron estos lodos.

 

 

 

Julio Borges ha sido uno de los políticos más consecuentes y consistentes que hemos tenido en nuestro país, cosa meritoria, pero contradictoriamente ha sido uno de los más vituperados. Que si no tiene carisma, que si no dice palabrotas, que por qué es tan tranquilo, que si tiene sangre de horchata… sólo para mencionar las que no incluyen groserías e improperios que todos hemos escuchado. En este caso la historia de que “cuando el río suena es porque piedras trae” no es cierta. Borges ha cometido errores –todos los cometemos- pero en general su trayectoria es de aciertos no reconocidos, como la gira que hizo por el mundo el año pasado, explicando en detalle la situación en Venezuela y de la que derivaron las sanciones que tan agobiados tienen a los representantes del alto gobierno.

 

 

Las quejas de que no se hubiera puesto al nivel del militarote que lo empujó cuando era presidente de la Asamblea Nacional tampoco faltaron. A mí me hubiera gustado que le hubiera lanzado cuatro ajos al tipo, pero analizándolo fríamente encontré que hay ocasiones cuando se es más valiente renunciando a una pelea que dándola y de eso se trata la civilidad. Ergo, Vargas contra Carujo.

 

 

Y espero que algún día, cuando el país madure, entienda que para ser político no hay que ser carismático, ni chévere, ni guachamarongo, sino ser sólido, serio y trabajador como lo es Julio Borges.

 

 

 

Carolina Jaimes Branger

@cjaimesb

 

 

 

Comparte esta noticia:

Contáctanos

Envíe sus comentarios, informaciones, preguntas, dudas y síguenos en nuestras redes sociales

Publicidad

Si desea obtener información acerca de
cómo publicar con nosotros puedes Escríbirnos

Nuestro Boletín de noticias

Suscríbase a nuestro boletín y le enviaremos por correo electrónico las últimas publicaciones.