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Ineptos y deficitarios

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Ineptos y deficitarios

Dante Rivas es geógrafo y estudió en la Universidad de los Andes. Ha ocupado cargos de responsabilidad en el régimen bolivariano.

 

Actualmente es el ministro del Ambiente, antes dirigió el Saime y el Instituto de Tránsito Terrestre. Le gusta aparecer en los medios y, sin duda, tiene ambiciones políticas. Mantiene su propia página web, su cuenta en Twitter y también, contra lo aconsejado por la ministra del Servicio Penitenciario, en Facebook.

 

Margariteño de origen, se le ha escuchado –desde el helicóptero que informa sobre el tráfico de Caracas– referirse a las tareas que ha emprendido como el principal responsable de cuidar el hábitat, de proteger la atmósfera y evitar que los ríos se sigan secando. Siendo un egresado de la ULA, con notables profesores especializados en los menesteres relacionados con la preservación del planeta, se podría obviar su exagerada peusevización y darle el beneficio de la duda.

 

Habiendo mejorado el proceso de expedición de pasaportes –un suplicio por mucho tiempo–, también fue exitoso en simplificar el proceso para renovar la licencia de conducir y otros trámites propios de ese hueco negro que es el INTT. La recompensa fue casi inmediata: pasó de director a ministro, y viene por más.

 

Rivas que está muy involucrado en el “Gobierno de Calle”, esa especie de plan de emergencia permanente pensado para darle un salario a la gente del oficialismo, ha olvidado su naturaleza de geógrafo y su experiencia en asuntos de tránsito. Desde hace cuatro semanas la contaminación y pérdida de tiempo en el sureste de la ciudad se ha multiplicado de manera exponencial por su “gerencia”: cuatro camiones de estacas, con casi cincuenta personas en total, cierran diferentes trayectos del canal de ida y otros tantos del de venida, entre la salida del túnel de La Trinidad y Santa Fe, dizque para barrer y desmalezar. Cáspita, camión.

 

Si fuese verdad que los enfranelados rojos cortan maleza en lugar de estar atentos a los mensajes de sus teléfonos inteligentes, habría que recordarle a Dante que puede usar, en horario nocturno, las máquinas barredoras adquiridas mediante la triangulación con Cuba, que, aunque consumen combustible y contaminan, siempre serían infinitamente menos dañinas que las emisiones desproporcionadas e inútiles de anhídrido carbónico de miles de vehículos atascados en una cola. El ambiente le agradecería que utilizara esas cuadrillas en la siembra de árboles en sitios donde no obstaculicen el tránsito automotor.

 

Lo cierto es que después de demoledoras trancas causadas por los activistas de Dante, la autopista sigue tan sucia y tan llena de maleza como el primer día, y tan pronto como ocurra el primer aguacero el ministro se dará cuenta de que tampoco fueron destapados los desagües.

 

Si su propósito fuese poner en práctica alguna modalidad de lucha de clases y molestar al vecindario, en la ULA también enseñan –pregúntele al Gordo Tobi– a causar peores congestionamientos con menos personas, y sin camiones de estaca. Vendo colección de alpargatas y rancho sin habitar.

Ramón Hernandez

 

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