Hora de la verdad en Venezuela
diciembre 5, 2015 7:06 am

Maduro debe tener presente que nadie va a cerrar los ojos si se altera el resultado de las elecciones legislativas

Venezuela vota mañana en las que probablemente sean las elecciones más importantes de su historia reciente. Los venezolanos están en disposición de otorgar la mayoría parlamentaria a representantes que hagan volver el país a la senda que nunca debió abandonar: la de la normalidad institucional, la seguridad jurídica, las prácticas democráticas y la libertad de expresión.

 

 

No son por tanto unas elecciones normales, ni por su significado ni por el escenario: Es imposible pasar por alto que varios representantes de la oposición se encuentran encarcelados, con Leopoldo López como máximo ejemplo de los atropellos cometidos por el régimen; la prisión injustificada, las acusaciones fabricadas y los juicios plagados de irregularidades no son precisamente un ejemplo de trato democrático hacia los rivales. Tampoco se puede olvidar el asesinato durante un mitin del opositor Luis Manuel Díaz —atribuido rápidamente por las autoridades al “sicariato” y al “paramilitarismo”— ni el hostigamiento permanente que ha sufrido Lilian Tintori, esposa de López, ni los ataques violentos hacia Henrique Capriles.

 

 

La oposición ha sido intimidada físicamente desde un poder que se arroga el derecho exclusivo a hablar en nombre de los venezolanos. Con estos antecedentes es fundamental vigilar y denunciar cualquier tipo de irregularidad durante el proceso de votaciones y en el recuento. El presidente Maduro —cuya escalada de declaraciones sobre lo que podría ocurrir en caso de derrota del oficialismo es más que preocupante— tiene que tener muy presente que ni dentro ni fuera de Venezuela se van a cerrar los ojos ante eventuales intentos de alterar el resultado real de la votación. Es lamentable, por todo ello, que el Parlamento Europeo, tan presente en muchos otros lugares arriesgados, no se haya atrevido, por “motivos de seguridad”, a enviar una misión observadora a estas elecciones.

 

 

Editorial de El País