Hipocresía
noviembre 4, 2019 7:03 am

 

Yo soy un enamorado de Venezuela. La siento y la vivo. Y me pasa lo mismo con cada pedacito de ella. No es un amor platónico. Lo ejerzo y la disfruto a diario. Me apropio de ella.

 

 

Hace unos años para el programa de Román Losinsky me pidieron ue grabaramos una entrevista fuera de lo convencional. Se trataba de responder una pregunta aparentemente sencilla: ¿A qué canción te suena el país y por qué?

 

 

Yo soy un enamorado de Venezuela. La siento y la vivo. Y me pasa lo mismo con cada pedacito de ella. No es un amor platónico. Lo ejerzo y la disfruto a diario. Me apropio de ella. De su luz, de su verde, de su aroma, de sus montañas, de sus pueblos, de su mar, de sus ríos y de su gente. No importa lo difícil de cualquier situación o momento, Venezuela siempre me emociona, me alegra la vida, me apasiona y me huele a mamá, a esposa, a hijos, a todo. Por eso, lo primero que me vino a la mente cuando oí la pregunta, fue bonito. Y como no iba a ser, si es una de las cosas que más quiero. ¿Canción que me viene a la mente? Miles. El Alma Llanera, Pasillaneando, Sabana, Fiesta en Elorza, La Vaca Mariposa, Brisas del Torbes o el Polo Margariteño y Pueblito Tovareño, por eso de mi sesgo personal.

 

 

Pero cuando me explicaron mejor la pregunta y entendí que no se trataba en realidad de expresar a que me sonaba Venezuela como país o a esa relación intensa de patria, que quizás porque me estoy poniendo viejo trato también de inculcar en mis hijos, unos chamos que también se conectan con Margarita, como mi papá margariteño o con Mérida como mi mamá merideña, o con Barquisimeto como su mamá Guara o con La Guaira, cotidiana, como cualquier caraqueño, entonces la cosa se puso más complicada. Se refería en realidad a cómo me suena lo que pasa en Venezuela. A qué suena ese cortocircuito entre el país bello y la situación fea. Entre la gente amable y hermosa y la inseguridad, el conflicto, la depresión, la escasez, el hambre y el miedo. Y entonces la canción que me surgió, ni siquiera es nuestra pero se parece “igualito” a lo que hoy somos como sociedad. Una canción, que inequívocamente describe lo que nos pasa, lo que hay dentro de ese estuche maravilloso y que si es verdad que no me gusta nada. Una canción que podríamos poner a las 12 del mediodía y de la noche, con la coletilla de: Música de Ruben Blades y letra de Ruben Blades, escrita en el siglo pasado, refiriéndose a otro lado, y resulta que nos describe con precisión milimétrica: se trata de Hipocresía y dice así:

 

 

“La sociedad se desintegra. Cada familia en pie de guerra. La corrupción y el desgobierno hacen de la ciudad un infierno. Gritos y acusaciones, mentiras y traiciones, hacen que la razón desaparezca. Nace la indiferencia, se anula la conciencia, y no hay ideal que no se desvanezca. Y todo el mundo jura que no entiende porque sus sueños hoy se vuelven m…. Y me hablan del pasado en el presente, culpando a los demás por el problema de nuestra común hipocresía.

 

 

El corazón se hace trinchera. Su lema es sálvese quien pueda. Y así la cara del amigo se funde con la del enemigo. Los medios de información aumentan la confusión, y la verdad es mentira y viceversa. Nuestra desilusión crea desesperación, y el ciclo se repite con más fuerza. Y perdida entre la cacofonía, se ahoga la voluntad de un pueblo entero. Y entre el insulto y el Ave María, no distingo entre preso y carcelero, adentro de la hipocresía!

 

 

Ya no hay Izquierdas ni Derechas: sólo excusas y pretextos. Una retórica maltrecha, para un planeta de ambidiestros. No hay unión familiar, ni justicia social, ni solidaridad con el vecino. De allí es que surge el mal, y el abuso oficial termina de cerrarnos el camino. Y todo el mundo insiste que no entiende porque los sueños de hoy se vuelven m….

 

 

Y hablamos del pasado en el presente, dejando que el futuro se nos pierda, viviendo entre hipocresía.”

 

 

¿Necesitas que te explique por qué?

 

 

Luis Vicente León
Luisvicenteleon@gmail.com