Hija de revolucionarios…
diciembre 19, 2017 7:58 am

El nuevo debate de la izquierda francesa (le nouveau débat de la gauche française), pasa por revisar las falsas simbologías -trasnochadas y reduccionistas- que plantean los conspicuos defensores del socialismo latinoamericano como Ramonet o Heinz Dieterich, o la ilustración europea al estilo Christine Angot o Levy. Toda una oda ilusionista que condujo a la devastación de sociedades a cuenta de utopías. Vale la pena recordar al cardenal Joseph Ratzinger: “Cuando la política quiere ser redención, promete demasiado. Cuando pretende hacer la obra de Dios, pasa a ser no divina sino demoníaca”

 

 

 

La idea del socialismo es eminentemente europea y aparece, según Engels, por el siglo XV tras las propuestas de las revueltas campesinas de Inglaterra y de Alemania (como Thomas Münzer). La sistematización del concepto en su versión utópica, aparece en los siglos XVI y XVII, como un sistema ideal para organizar la sociedad consolidada en la igualdad entre las personas… Un poco más tarde llegarán los llamados “utopistas” como Saint-Simon, Fourier y Owen, que planteaban la abolición de las clases y vida plena para todos. Según Engels, el problema con los utopistas es que no proponían los cambios desde una clase específica, como el proletariado. Más tarde Marx propone el socialismo científico con historicidad basado en el análisis de un capitalismo real, que mostraba los males de la división de clases… Según Heinz Dieterich “con Marx aparece el materialismo que significa que tú reconoces un mundo fuera de ti, objetivo, independiente y dialéctico, que se refiere al movimiento. Por eso es ridícula la idea de Francis Fukuyama, porque es contraria al axioma del cosmos. Conocer ese movimiento supone anticipar los desastres económicos, así como podemos prever los huracanes. ¡Eso es ciencia!”. ¿Qué cosas que en el marco de su teoría anti cósmica del socialismo del siglo XXI, Dieterich no anticipó la tempestad devastadora que hoy ocurre en Venezuela? Quizás Fukuyama tiene razón. El movimiento no lo procura un universo utópico, sino la libertad de consciencia de cada ser (Juan Pablo II).

 

 

 

Laurence Debray Burgos, en su último libro, Fille de révolutionnaires (Hija de revolucionarios), cuestiona la divina izquierda francesa (demoniaca dixit Benedicto XVI). Florence -hija de la periodista e historiadora Venezolana, Elizabeth Burgos, activista de izquierda que vivió en Cuba y conoció muy de cerca a Fidel Castro, y Régis Debray, historiador, escritor y periodista, que acompañó la revolución castrista y fue atrapado junto al Che en Bolivia en 1967, enjuiciado a 30 años de presión y liberado en 1970, tras campaña liderada por Mitterrand- lleva en sus venas la autoridad de diferenciar una izquierda retórica, florida  y propagandista. Una joven historiadora venezolana, que como ella sentencia, “desde niña estuvo entre fusiles en la espalda en Cuba y ambientes de campamentos de veranos al estilo California”.

 

 

 

En debate televisado (l’émission politique), Florance desnudó el verbo encendido y displicente de Jean Luc Mélenchon. Florence interpeló con elegancia pero frontalidad al líder de postín de la izquierda francesa. “Me deja hablar Sr Mélenchon: Yo si tengo interés en Venezuela porque mi familia vive ahí, y mi corazón está  en mi país. Tengo una tía de 77 años que debe madrugar a las 4 am por una bolsa de comida; no puede sacar efectivo del banco y no consigue los productos básicos porque igual la inflación lo devora. Tuvo un ACV y no consigue las medicinas para tratarse… Imagínese Ud. y sus insumisos partisanos, que un grupo anárquico entre al parlamento francés con máscaras y armas, golpee impune y salvajemente a diputados y que las fuerzas del “orden” encarcelen a las víctimas incluso parlamentarios. Imagine Ud. que un Presidente que diga que sus milicias defenderán con las armas su revolución si es necesario. Diga Ud. Sr. Mélenchon -que defiende a Chávez: ¿Es esa la izquierda que Ud. defiende?”  Florence apela al método de su padre Régis Debray, conocido como Mediologie o mediology, o representación contextualizada  de la realidad. Es el buen uso de imágenes, iconos o mensajes en términos históricos y éticos. Así como Schopenhauer habló de la representación de la voluntad, Debray habla de la correcta representación de las ideas. No es lo mismo la izquierda igualitaria que en razón de ese principio (igualdad), justifica el despojo autoritario, que una izquierda seria y humanitaria, donde la igualdad no se decreta, sino se educa, se nutre de emprendedores, de tecnología, de salud y productividad… Donde el Estado no debe imponer ninguna religión o ideología, como la religión ni la ideología deben atrapar al Estado. La visión de la izquierda debe ser diferente: evolutiva, progresista, constructivista. Es la gauche  de gauche, la revolución de la revolución.

 

 

 

Mélenchon al final le dio la espalda a Florence. “¿No le parece que Ud. vive de una ilusión Sr. Mélenchon? ¿Es todo esto culpa de los americanos?” Una pregunta de un peso moral inigualable de hija de auténticos revolucionarios, donde no le quedó más a Mélenchon, que callar y seguir de espalda, si acaso de la historia, de la realidad, de la verdad. Porque él es utopía y resentimiento. Nada más…

 

 

Orlando Viera Blanco

@ovierablanco