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Henry Ramos Allup, el opositor ideal

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Henry Ramos Allup, el opositor ideal

 

“Se te ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra y elegiste la deshonra, pero también tendrás la guerra”.

 

 

Winston Churchill al primer ministro Neville Chamberlain, en 1938, luego de que Chamberlain aceptara las condiciones impuestas por Adolf Hitler sobre Checoslovaquia

 

 

 

Ideal…pero para el régimen. ¿Por qué?

 

 

 

Se reconoce la experiencia, el conocimiento de la política, el” know-how” de Henry Ramos Allup, si bien su estilo luce con frecuencia anárquico, sectario, de expresiones con frecuencia soeces, destempladas. Es particularmente agresivo cuando está a la defensiva; le gusta mucho discrepar, pero no que discrepen de él. Buen conocedor de la historia, HRA es más vociferador de obviedades que un analista de ideas originales.

 

 

 

¿Cómo olvidar sus diversas declaraciones cuando fue presidente de la Asamblea Nacional, en 2016? Fue el primer presidente de una AN rescatada para la democracia gracias al esfuerzo, la esperanza y el voto de millones de venezolanos. Y fue electo porque tenía méritos para ello, no por nada era el máximo líder –desde hace muchos años- de Acción Democrática, el partido fundado por Rómulo Betancourt, Rómulo Gallegos, Andrés Eloy Blanco, para citar solo tres compatriotas ilustres. Es además en la actualidad vicepresidente de la Internacional Socialista.

 

 

 

Sin embargo, Ramos Allup en estos últimos años de actuación ha dado muestras crecientes de anarquía, de no llevarse bien con los otros líderes opositores, así como de impulsar una agenda política llena de marchas y contramarchas, con decisiones que no siempre cuadraban con las expectativas ciudadanas.

 

 

 

Como lo hizo el lunes 16 de octubre (el día después del último fraude electoral chavista), cuando atacó duramente a Luis Almagro, con argumentos tan endebles que cualquier ciudadano sin mucha experiencia política los podría refutar.

 

 

 

¿Cómo comparar la situación de Venezuela hoy con la chilena de hace treinta años, o igualmente la situación actual venezolana con las elecciones parlamentarias de 2015? Algo típico de analistas que carecen de capacidad estratégica: congelan la realidad y creen que el análisis político es una revisión de fotografías, aisladas, sin continuidad y sin cambios mayores. Como si entre 2015 y 2017 no hubiera pasado nada.

 

 

 

Llegó incluso a emitir esta frase lamentable: “Ojalá que la OEA ayudara en la crisis de Venezuela más allá de la retórica”, con la cual lo que logró fue que los venezolanos recordáramos toda la paja retórica que el cacique –al parecer- vitalicio de AD dijo cuando fue presidente de la AN, o las promesas que hizo en ese infausto año, incumplidas en su totalidad.

 

 

 

Pero mencionemos ahora una de sus afirmaciones hechas el domingo 15 de octubre, en pleno proceso de votación para elegir gobernadores:

 

 

“Ramos Allup: El proceso electoral ha sido normal a pesar de las reubicaciones”.

 

 

 

Menos mal que fue “normal” un proceso plagado de irregularidades, abusos y violencias desde el mismo día que se iniciara la campaña.

 

 

¿Entonces alguien puede explicar por qué Ramos dice semejantes necedades y estupideces?

 

 

En realidad, la actual situación tiene un antecedente importante: el día después de las elecciones a la Asamblea Nacional Prostituyente (30 de julio), luego de que Luis Almagro señalara que “se había realizado el fraude electoral más grande en la historia de América Latina”, Ramos Allup declaraba unilateralmente -destacando el que le importaba poco lo que pensaran o hicieran el resto de las organizaciones en la MUD- que Acción Democrática sí participaría en las elecciones regionales para elegir gobernadores.

 

 

 

De esas declaraciones surgió un claro cisma en la oposición partidista, una división que encajaba perfectamente, como reloj suizo, en los planes del gobierno. La campaña electoral se realizó en medio del choque entre varios sectores opositores, enfrentados sobre la conveniencia o no de participar en dichas elecciones.

 

 

 

Para colmo, luego del escandaloso fraude, cuatro de los cinco gobernadores electos por la oposición en las elecciones del 15-O, militantes de AD, decidieron juramentarse, ponerse de rodillas, este pasado lunes 23 de octubre, ante la ilegal e inconstitucional Asamblea Prostituyente (el nombre, por cierto, se lo puso el propio HRA). Cuatro gobernadores que decidieron tomar el camino del deshonor y la deshonra antes que luchar contra la tiranía y a favor de la libertad.

 

 

 

El solo planteamiento de discutir la posibilidad de legitimar la ANC era sencillamente inaceptable, grotescamente estúpido, una burla a los 120 muertos en las protestas, un desprecio a los 7 millones de votantes de la hermosa jornada 16-J, a los valores democráticos. Ah, y a los gobiernos y organizaciones regionales e internacionales que nos han apoyado.

 

 

 

Esta última acción ha desatado una muy justificada ira general. Porque, como también le dijera Winston Churchill al Primer Ministro Chamberlain, luego de que éste cediera ante las exigencias de Adolf Hitler sobre Checoslovaquia, “No puede existir nunca la certeza de que habrá una lucha, si una de las partes está decidida a ceder por completo”.

 

 

 

Como si fuera poco, HRA, en rueda de prensa del martes 24 de octubre, afirmó que ir a la ANC no implicaba legitimarla (¿?). El hombre ciertamente nos vio cara de idiotas a todos los venezolanos.

 

 

 

No es posible pensar que la mayoría de los compatriotas militantes y simpatizantes a nivel nacional del partido socialdemócrata estén de acuerdo con toda esta locura.

 

 

 

Ramos Allup, que ahora quiere escurrir el bulto y hacerse el inocente, ha sido calificado por respetables e históricos dirigentes acciondemocratistas como “monumento a la miseria humana, el adeco más sinvergüenza, indigno y traidor que ha tenido nuestro partido” (Carlos Ortega); “vergüenza, por no decir asco, la juramentación de gobernadores adecos en ANC. No soy adeca de la banda de Henry Ramos Allup” (Paulina Gamus).

 

 

 

En días previos, en gesto que hoy puede valorarse como falso e hipócrita, declaraba en un programa de Tv que “todos tenemos que hacer un esfuerzo para mantener la unidad y coherencia por encima de los resultados electorales”. No ha sido él precisamente quien ha dado el ejemplo.

 

 

 

La oposición venezolana está atravesando un momento difícil y decisivo, está en vilo, y la dirigencia de la MUD debe tomar decisiones importantes, necesariamente drásticas, para superar este escándalo. Es hora de una limpieza de casa, de erradicar a los topos, y a los que ya ni siquiera ocultan su traición. Asimismo es un hecho que los votos no los tienen los partidos, los tiene la MUD. El apoyo a los partidos es pequeño, lo dicen las encuestas. Es un dato negativo pero que en este caso limita el daño causado por Ramos Allup y sus gobernadores: la gente vota en gran mayoría CONTRA el chavismo, no a favor de los partidos.

 

 

 

Es claro entonces que el pistoletazo de salida de todo este caos que vive hoy la oposición venezolana lo ha venido dando, a plazos –por cierto, estilo de acción muy chavista- el otrora demócrata Henry Ramos Allup, hoy visto por muchos de sus compatriotas como un traidor y un felón, y que, a diferencia de algunos de sus pares, al parecer sí sabe demasiado bien lo que quiere.

 

Marcos Villasmil

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