Hacia el caos monetario
abril 30, 2018 7:02 am

El gobierno decretó una reconversión monetaria que se hará efectiva el 4 de junio de 2018. A partir de esta fecha, los precios, salarios, prestaciones sociales, tributos y cualquier operación de pago en moneda nacional se harán con el nuevo bolívar soberano, razón por la cual los precios deberán reexpresarse al dividir los anteriores entre 1.000. Quien se niegue a realizar la reconversión será sancionado hasta con el uno por ciento (1%) de su capital pagado y reservas. Esto implica que las empresas e instituciones del sector público y privado tendrán que apurarse para adaptar los sistemas de cómputo que aseguren la reexpresión de las viejas cantidades en la nueva moneda nacional.

 

 

 

 

Recordemos que el 12 de diciembre de 2016, el gobierno decretó el retiro del billete de Bs 100 en un plazo de 72 horas. Semejante arbitrariedad generó un violento caos en todo el país, y dejó como saldo trágico la irreparable pérdida de vidas humanas y cuantiosos daños materiales. Aun así, el BCV anunció que para el 3 de junio todos los billetes del cono monetario anterior deben estar recogidos para ser reemplazados por los nuevos.

 

 

 

Una reconversión monetaria es mucho más que una simple y aislada reducción de ceros a la moneda. Implica un manejo responsable de la política fiscal, monetaria y cambiaria para estabilizar la macroeconomía y crear un ambiente propicio a la inversión productiva. Pero la política macroeconómica que siguió a la reconversión monetaria de 2008 agravó las distorsiones cambiarias, y los desequilibrios fiscales y monetarios sentenciaron su fracaso en menos de una década.

 

 

 

Las presiones inflacionarias se desbordaron y el cono monetario terminó perdiendo todo su valor. Los billetes de 2, 5, 10,20 y 50 bolívares se volvieron inútiles para cubrir las operaciones de compra-venta más elementales, y el único billete que sobrevivió fue el de 100 bolívares. En lugar de emitir oportunamente billetes de mayor denominación, la inercia del BCV continuó emitiendo los mismos billetes de 100 bolívares, a pesar de que ya no tenían mayor capacidad adquisitiva.

 

 

 

La ejecución sin traumas de una reconversión monetaria exige desde contratar con tiempo la elaboración de los nuevos billetes para garantizar su oportuna distribución a lo largo y ancho de territorio nacional, hasta el cambio en el sistema de cómputos y calibración de los cajeros automáticos de los bancos, pasando por una bien diseñada campaña de información al público.

 

 

 

Sin haber aprendido la lección, en lugar de dejar que las dos familias de billetes circulen simultáneamente y remarcar los viejos billetes hasta que el nuevo cono monetario cubra plenamente las necesidades de efectivo, ahora se pretende desmonetizar para el 4 de junio los billetes que circulan. Esta improvisación anuncia una crisis de efectivo de mayores proporciones que la que estalló en diciembre de 2016, y afectará sobre todo al 30 % de la población no bancarizada.

 

 

 

@VictorAlvarezr