Puerto Ayacucho, Isla Ratón, Lechería, Píritu, Guasdualito, San Sebastián de los Reyes, El Limón, Barinas, Socopó, Upata, Tumeremo, El Callao, Bejuma, Montalbán, Valencia, Naguanagua, San Diego, San Juan de los Cayos, Churuguara, Chichiriviche, Jacura, Valle de la Pascua, El Sombrero, Chaguaramas, Barquisimeto, Quíbor, Cabudare, El Vigía, Ejido, Mérida, Pueblo Llano, Mucuchíes, Santa María de Caparo, Bailadores, Zea, Petare, San Antonio de los Altos, Baruta, Carrizal, Chacao, El Hatillo, Maturín, La Asunción, Pampatar, Juan Griego, Porlamar, Río Caribe, Mariguitar, San Cristóbal, Cordero, San Antonio del Táchira, Táriba, Santa Ana del Táchira, San José de Bolívar, Palmira, Capacho Nuevo, La Grita, Rubio, Michelena, Coloncito, Ureña, La Tendida, San Josecito, El Dividive, Betijoque, Valera, Maracaibo, Pueblo Nuevo-El Chivo, La Cañada, Ciudad Ojeda, Machiques, Bachaquero; en todos esos municipios el alcalde será unitario, y lo seguirá siendo en el Distrito Metropolitano de Caracas, a pesar de la ofensiva feroz que empezó hace cuatro años al quitarle competencias y recursos y que no cesa. Son 72 alcaldes, cientos de concejales y la cuenta sigue. Es menos de lo que esperábamos y menos de lo que merecíamos. Pero es una gran responsabilidad en esas localidades y ante todo el país.
Esta campaña electoral ha sido la más ventajista y abusiva de nuestra historia. El catálogo de atropellos a quienes construyen una alternativa unitaria de cambio pacífico, democrático, constitucional y electoral muestra de todo: poder, dinero y malas artes dirigidas a borrarnos. Por eso, es inmenso el valor de cada voto, de cada alcalde, de cada concejal. Por eso, el mérito que tiene el trabajo de cada hombre y cada mujer que participó en este logro; desde el ciudadano que votó, el testigo de mesa, los activistas, los dirigentes, los candidatos ganadores y perdedores, los liderazgos, hasta Henrique Capriles, valiente y tenaz rostro de esta enorme fuerza ciudadana.
Como antes, durante y después de la campaña, el esfuerzo del Gobierno ha estado dirigido a destruir la Unidad, a desprestigiarla, a cerrarle espacios, a silenciarla, a desmoralizarla, a dividirla. Por eso es crucial preservarla y fortalecerla; también hacerle los cambios que requiera para que cada día esté más unida, mejor preparada y más abierta. La Unidad es más que nosotros. Gracias a todos. Ya diremos más.
Por Ramón Guillermo Aveledo
