Golpista Siempre
abril 1, 2017 9:26 am

Nuestro error como pueblo, y me incluyo, fue creer que unos golpistas que intentaron entrar en Miraflores con tanques de guerra respetarían la Constitución y se adaptarían a las reglas de la democracia que una vez trataron de enterrar a plomo limpio. Sí, esa misma democracia imperfecta que los exculpó de responsabilidades y les permitió alcanzar el poder político. Esa democracia que prácticamente nadie se atrevió a defender y que aquellos que lo hicieron vieron su voz silenciada por el grito de una mayoría eufórica que aclamó, celebró y defendió aquella sangrienta aventura militar.

 

 

 

Es la historia de un pueblo que se condenó a sí mismo tratando de castigar a su clase política. Millones que votaron por «orden» y «mano dura», sin saber que lo que se avecinaba era el más puro estado de anarquía, una especie de “sálvese quien pueda” donde los que pueden salvarse son unos pocos privilegiados.

 

 

 

Pasamos de la «moribunda constitución» a una constitución muerta que sepultaron, por cierto, esos mismos que la redactaron y aprobaron en condiciones de abrumadora ventaja y mayoría. Pero que no tardaron en suplantarla por la voluntad del caudillo, que como caudillo al fin le comenzaron a estorbar los límites al poder, el sistema de contrapesos natural de la separación de poderes y lo que significa respetar el triunfo del contrario cuando te vence en una elección.

 

 

 

No fue el heredero el que inventó eso de burlarse de la voluntad popular, fue quien lo ungió como su sucesor, el padre del desastre. Recordemos todo su expediente al aprobar la reforma constitucional por contrabando, la realización de una enmienda sobre un tema ya consultado y la creación de estructuras paralelas de poder para acabar con gobiernos disidentes, legítimamente electos. Internacionalmente, se hablaba de democracia, porque había elecciones y el ganador asumía; internamente, el verdadero rostro de la tiranía: se arrebataba.

 

 

 

El capítulo de la Asamblea Nacional es el último de una serie de episodios encaminados a consolidar la dictadura, que ya no guarda las formas, porque cuando de conservar los privilegios del poder se trata, nada más importa. Se vuelven a montar en el tanque y con los cañones de su TSJ han disparado contra el Poder Legislativo. ¿Fracasarán otra vez? Solo el pueblo venezolano es capaz de responder, solo el pueblo lo sabe.

 

 

 

Brian Fincheltub

Por Confirmado: Oriana Campos