La telenovela chavista nos trae grotescos episodios cada día. Ya anda por sus capítulos finales y registra episodios increíbles. Ahora se trata de la intervención que Maduro ha llevado a cabo en Pdvsa, nombrando a un patán, Diosdado Cabello, Zar del gas natural en el estado Monagas, lo cual representa una grosera intervención de Pdvsa y de su presidente, el mequetrefe Eulogio del Pino. Porque debemos estar claros: poner a Cabello a decidir sobre actividades que le corresponden a Pdvsa representa un despido indirecto para Del Pino. Si este pobre hombre acepta esto, mañana tendremos a Iris Varela de Gerente de Exploración o a Pedro Carreño encargado de la refinería de Amuay.
Si Maduro iba a rebuznar de esta manera uno pensaría que el gas en Venezuela, más que un Zar, debería tener una Zarina: Delcy Rodríguez, a juzgar por lo que dicen en Unasur quienes se sientan a su lado, con un pañuelo en la nariz. Pero Maduro nombró a Diosdado Cabello Jefe Supremo de la Comisión que industrializará el gas en el Estado Monagas y le recordó que la orden provenía directamente del Comandante Chávez, por lo cual podría contar con todo su apoyo y el del Ejecutivo Nacional; incluso – le dijo – “puedes cortar cabezas si es necesario”.
La noticia es grotesca desde todos sus ángulos: un patán encargado del gas en Monagas, por orden directa de alguien que murió hace ya algún tiempo. Además, Cabello ha sido autorizado por el ectoplasma del sátrapa para “cortar cabezas”. Ello quiere decir que si el mequetrefe de Del Pino disiente de las órdenes de Cabello, ¡va pa’ fuera!
Pensemos un instante: ¿Qué sabe Cabello de gas? ¿No será este otro guiso exigido a Maduro por quien controla el poder militar de la “revolución”? ¿Qué significará esto? Quienes conocen de petróleo y gas en Venezuela saben que un 85% del gas natural venezolano no se encuentra en estado libre sino asociado con el petróleo. También saben que existe en Venezuela un enorme déficit de gas natural, producto de la incompetencia de la Pdvsa roja. Gas que se produce debe ser o reinyectado a los yacimientos para mantener su presión o distribuido a los consumidores venezolanos.
¿Cuál va a ser el papel de Cabello? ¿No tiene suficiente diversión con su manejo de la comparsa chavista en la Asamblea nacional, con su programa de televisión desde el cual insulta y vocifera, o con las actividades extra-curriculares mencionadas por Leamsy Salazar?
Esta decisión del pajarito de Chávez vía Maduro es también una clara señal de la agonía del régimen. La conducta de Maduro y de Cabello, sus desmanes y agresiones contra los venezolanos, nos recuerdan los últimos días de Pérez Jiménez en el poder, cuando colocó a un militar semi-analfabeta en el ministerio de educación. Sin embargo, creo que habrá una importante diferencia entre las agonías y muertes de ambos regímenes. Pérez Jiménez se fue del país y disfrutó por años en Madrid de su fortuna mal habida, con un relativamente breve período carcelario. Estos pajarracos de hoy no deberán ser objeto de tratamiento tan suave. La magnitud de sus crímenes es demasiado grande. Merecen la máxima pena que contemplan nuestras leyes.
Eso sí, sin sobreseimiento de causa, como la que nos llevó – debido a la conchupancia de nuestro liderazgo político – al desastre de los últimos 16 años.
Gustavo Coronel
