Fusiles contra la inflación
agosto 6, 2016 9:10 am

Definitivamente a este país lo manejan como un cuartel. Alguno de la cúpula da una orden y acto seguido un contingente militar cumple la medida sin que media alguna orden judicial o debido proceso. Ello puede ser una orden para detener a alguien, una expropiación y hasta un mandato a un juez para que tome determinada decisión. Es sí hay que ser reconocido como un miembro exclusivo de la cúpula para que una sugerencia pública sea factible en convertirse en orden institucional.

 

 

 

El pasado jueves le tocó al Mercado Mayorista de Valencia. El dirigente Diosdado Cabello se encontraba de visita en Valencia para asistir a un acto político del PSUV y desde allí expresó: “junto al pueblo nos vamos al Mercado Mayorista para tomar lo que tengamos que tomar”.  Al poco tiempo, a las 4 de la tarde el gobernador  Francisco Ameliach, también presente en ese acto político, ordenó la movilización de unos mil efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana quienes procedieron a tomar el lugar. La supuesta razón del operativo sería por denuncias de ventas de productos regulados con altos precios,

 

 

 

Diosdado Cabello, diputado de la Asamblea nacional y vicepresidente del PSUV, quien al mismo tiempo conduce el programa en VTV “Con el mazo dando”, forma parte de esa instancia de poder desde la cual una orden, una sugerencia o un comentario, puede generar de inmediato una reacción de algunas de las “instituciones del Estado”  que suelen aplicar con disciplina las instrucciones que emanan del alto poder político concentrado en el PSUV.

 

 

 

Pero mientras el gobierno intenta atacar la inflación que padece Venezuela a punta de militares armados, el mismo Banco Central de Venezuela anuncia tímidamente que la inflación en este último mes cerró con un incremento de 23,2%, pero ojo, esa estadística se recoge en productos controlados por el gobierno. Esto quiere decir en productos que generalmente cuesta conseguir como el arroz, la harina, la leche o el café y otros cientos de bienes que ya no están a disposición del público y para llegar a ellos hay que pasar por la alcabala de 6 a 7 horas de cola o ponerse en manos de un bachaquero y pagar el doble o triple del precio controlado.

 

 

Y la inflación acumulada, es decir desde julio de 2015 a julio de 2016 suma 565,2% (BCV) en ese tipo de producto que hemos señalado. Eso no incluye productos no regulados que todos saben que sobrepasan mil por ciento de aumento.

 

 

Ante esa realidad el gobierno exalta, como si fuera una proeza, que seguirán firmes con las políticas económicas heredadas de Hugo Chávez (controles-expropiación-intervención) a pesar de que todo lo que cayó en las manos del chavismo se encuentra demolido.

 

 

Los recientes cambios de ministros en el área económica en el que incorporan a los más radicales de la línea ideológica pro cubana y la designación de Padrino López en el manejo de la distribución de alimentos, aseguran la profundización de la caída económica. Ello es el fracaso para los ciudadanos, pero es el éxito para la cúpula que dirige el modelo socialista del siglo XXI. Para ellos, la revolución está triunfando.

 

 

Por eso en el equipo de comando no hay especialistas, no hay académicos, no se encuentran los mejores talentos para conducir al país. Tampoco son necesarias las instituciones como el BCV integrada por técnicos y economistas que ponderen las decisiones. El objetivo es político y el dominio se ejerce a través de la fuerza sobre la sumisión de miles de venezolanos sin alimentos ni medicinas.

 

 

 Francisco Olivares

 @folivares10